04 noviembre, 2006

BATALLITAS PERSONALES

He pasado una semana realmente mala. El trabajo, por una vez, ha ganado la partida y no me ha dejado en paz. Bueno, la nueva revista está maquetada y ahora sólo quedan las pruebas de color y esas cosas. Por tanto, vuelvo a las andadas.
Han sido unos días en los que he estado tan espeso de mente que me llama la atención que haya gente tan despierta: el chiste de Forges es una auténtica genialidad. Se publicó en El País el mes pasado pero como yo leo El Mundo, no lo había descubierto hasta que lo nombraron en la revista Cinemanía. Revista en la que, por cierto, una vez publiqué un artículo sobre Filmoteca Española y me pagaron 30.000 pesetas del año 96 por sólo 150 palabras. Calculen. Pensé que era el negocio de mi vida hasta que no me dejaron publicar nunca más.
He decidido que esta semana voy a dedicarla a contar un par de cosas personales sobre mi corta pero decididamente asquerosa carrera cinematográfica. Batallitas para reírnos y para dejar bien claro que donde realmente se disfruta el cine es en la sala oscura. Y así las dejo escritas para que algún día mis hijos se puedan reír de mí. Todavía más.
Cuando hablo de lo complicado y lo cruel que es el cine, me acuerdo de Louis B. Mayer, uno de los mejores productores de Hollywood y director de una de las grandes majors de la meca del cine. Un día decidió que para promocionar las películas debían crearse unos grandes premios (los Oscars). Estos se repartirían convenientemente entre todas las productoras y la gente acudiría en masa a ver las películas premiadas. Un gran invento por su parte.
Cuando se retiró del cine, o mejor, cuando lo retiraron del cine, el Sr. Mayer se tuvo que pasar una tarde entera al teléfono para intentar conseguir dos entradas para el show de los Oscars. No lo consiguió. Sólo pudo volver cuando tres o cuatro años más tarde, le dieron un Oscar honorífico.
PD: No puedo dedicarle un post porque no sabría que decir, pero me encanta la gente que se enchufa una cámara en casa y se pone a cantar o a hacer cosas para que los demás podamos disfrutar un poco de su intimidad. Puede ser que tengan algo de exhibicionistas, pero definitivamente, yo tengo algo de voyeur.

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