30 abril, 2008

Sábado Cine

Si eres de mi generación, o incluso un poquito más mayor... entonces sobran las palabras...

El trailer del nuevo Batman me suena (o por lo menos, le suena a alguien...)

Vía Menéame he encontrado este vídeo. No sé quien se ha dado cuenta, pero hay que tener mucha memoria. En la parte de arriba, el trailer de Batman de 1.989 (Tim Burton), en la parte de abajo, el trailer de The Dark Knight, el Batman que se estrena este año... uf... que mal rollo...

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26 abril, 2008

Una foto histórica: Mancini con Hitchcock

Me parece que esta historia la he contado alguna vez (ya he perdido la cuenta de lo que he contado y lo que no), pero el otro día me llegó por e-mail un link a una página web de Henry Mancini que no tiene desperdicio. Y ¡zas!, de repente, me encontré con esta foto. A primera vista, puede que no te des cuenta de la importancia de este momento. Te pongo en situación:

El maestro del suspense había terminado su colaboración con Herrmann porque la Universal (con la que no sólo hacía películas sino su famosa serie de televisión) le había pedido a Hitchcock que sus bandas sonoras fueran más pop y así, además de hacer películas, vender algunos discos. Por supuesto, en ese momento, muy entrados los 60 y en los 70, las bandas sonoras de Henry Mancini estaban haciendo furor (tanto La Pantera Rosa como Peter Gunn habían sido discos número uno en ventas).

De muy malas maneras, la relación Herrmann-Hitchcock se termina con muy mal rollo en Cortina Rasgada. En la grabación de la banda sonora, Hitchcock se da cuenta de que sus indicaciones de "música pop" han sido pasadas por alto por Herrmann y, después de tantos años, le sustituye. No sólo eso, el Sr. Hitchcock se esconde detrás de una puerta para no discutir con Herrmann (Hitchcock, al igual que ahora Spielberg, no discutía con la gente, le daba pánico, simplemente, daba la espalda y su secretaria personal arreglaba la situación despidiendo al personal).

Como curiosidad: la banda sonora de Herrmann para Cortina Rasgada está editada en disco y ahora es una pieza clásica entre los amantes del cine. Alguna vez he puesto la peli en casa con el disco de la banda sonora al lado para ver como queda la música, y de verdad, es electrizante.

En el momento de ponerle música a Frenesí, Hitchcock acude directamente al compositor número uno en ventas: el gran Henry Mancini. Pero la sombra de Herrmann es alargada y en vez de hacer un Desayuno con diamantes o un Charada, Mancini copia el estilo de Herrmann: es su gran oportunidad para hacer una banda sonora con gran orquesta.

El resultado es que a las pocas horas de grabación es sustituido por el compositor Ron Goodwin. En el DVD de Frenesí, en los extras, se pueden oír los créditos con la música original de Mancini.

De esas pocas horas que trabajaron en común, jamás pensé que podríamos ver una foto. Eso, amigos, es la magia de esta instantánea. Incluso si me fijo bien, me parece que Hitchcock tiene cara de "cómo se lo digo" y Mancini tiene toda la pinta de no verlas venir...

PD: Recomiendo encarecidamente la visita a la página web de Mancini. La parte de los vídeos es bestial: en uno de ellos, Mancini toca al piano diferentes piezas que ha compuesto... pero es que hay un vídeo en el que un viejecito Jack Lemmon cuenta la primera vez que oyó Días de vino y rosas y, directamente, se pone a llorar de emoción. Se me ha puesto la piel de gallina.

25 abril, 2008

Shaun of the dead

Llevo persiguiendo esta película desde hace años.

A todos nos pasa de vez en cuando: quieres ver algo en el cine y se te escapa; cuando tienes el DVD en la mano, se adelantan otras pelis o aparece una serie de televisión en tu vida, de esas que te roban cada día un montón de horas y no tienes tiempo para nada más...

Cuando por fin tienes un hueco, ya ni te acuerdas de esa peli. Esto me ha pasado muchas veces, pero con Shaun of the dead es muy curioso: tenía muy buenas referencias sobre ella, estaba convencido de que me iba a gustar y además, se ha convertido muy rápidamente en una cult-movie.

Al grano: hace muchos, muchos, muchos años que no me reía tanto. No me cabe duda: estamos ante un clásico del cine cómico. Dentro de unos años, Shaun of the dead la nombraran junto a La vida de Brian o Aterriza como puedas como piezas clave de la comedia.

Para los que no sepan nada de la película, se trata de una comedia inglesa (muy, muy inglesa), pero que en vez de aparecer Hugh Grant tomando el té y tartamudeando, aparecen dos señores inestables con vidas vulgares y problemas cotidianos. Ah, y unos zombies los quieren matar.

La película entera es deliciosa, aunque tiene momentos que hacen que te tires por el suelo de risa. No es de esas pelis con mil gags y sólo te ríes con un par de ellos. Aquí la historia tiene consistencia, los personajes tienen personalidad (algo tan básico y tan difícil de encontrar) e independientemente de las risas, la historia no es una excusa para el chiste fácil...

He intentado encontrar un vídeo que haga justicia a la película pero no lo encuentro. Parece que en Inglaterra se ha puesto de moda hacer videoclips con imágenes de las películas, pero no ponen escenas con audio. Si pudiera colgar un vídeo, me quedaría con alguno de la primera media hora (sin spoilers) en la que los protagonistas ya empiezan a vivir entre zombies pero no se dan cuenta. Absolutamente memorable.

Y sí, comprendo perfectamente la fiebre que hay en Internet con la película. Desde ayer, la adoro con todo mi corazón. Y, por cierto, el director y la pareja protagonista estrenaron hace poquito Arma fatal, que también es muy divertida, aunque lejos de la finura de Shaun of the dead.

PD: Esta secuencia, como buena película inglesa, tiene su rendido homenaje al grupo Queen.



PD2: Por cierto, lo único malo, malo, malo de la película es el título que le pusieron en España: Zombies Party. Ya lo sé, nuestro país no es el único del mundo que cambia los títulos, pero dudo que exista un lugar en donde el nombre español, que se supone que es más comercial, lo hayan puesto en inglés.

22 abril, 2008

El mito de Zimmer

Muchos de los que leen estas líneas de vez en cuando saben que Hans Zimmer no es santo de mi devoción. Su música no me dice demasiado. Por supuesto que su carrera es tan prolífica que siempre descubro acordes y momentos que me gustan, pero por regla general, no me atrae.

Ahora, Zimmer, me cae muy bien.

Hubo una época, cuando estaba de moda Mediaventures, que Zimmer estaba lejos de caerme bien, pero voy a contar un par de cosas por las que he cambiado de opinión. Por cierto, Mediaventures era una empresa de composición de cine. Las grandes productoras, en vez de contratar a un compositor, contrataban la empresa. Todos los músicos de Mediaventures colaboraban en el proyecto. Así, aunque la gente recuerde lo contrario, el primer Piratas del Caribe lo firmaba Klaus Badelt, aunque Zimmer hizo unos cortes, los ritmos los puso Mancina y cosas así...

El resultado se basaba en ritmos sintetizados y golpes orquestales que convirtieron "el arte de componer una banda sonora" en "el arte industrial de componer una banda sonora". Además, todo lo que hicieron, en realidad, se parece bastante. Por supuesto, es mi punto de vista, ya que tengo amigos con un gusto exquisito que adoran Mediaventures.

Zimmer era el dueño de esta empresa, que por cierto, terminó con una batalla campal (y judicial) entre ellos. Y aunque me encanta la música de Badelt (yo creo que fue el gran descubrimiento de la empresa), Zimmer estaba en otra esfera. En muchos casos, dejaba la creación de una banda sonora a su equipo y se limitaba a componer las líneas melódicas.

Un día, con bastante mal gusto, un periodista le preguntó a Spielberg que músico sustituiría a John Williams si el compositor se retiraba. Y éste contestó: Hans Zimmer. No sólo eso, sino que cuando Spielberg creó Dreamworks, el supervisor musical de la productora era, por supuesto, Zimmer.

Yo, que adoro todas las bandas sonoras de las películas de Spielberg, sentí que algo estaba fallando: ¿por qué todo el mundo adora a Zimmer y a mi no me gusta? Pues la respuesta, tras mucho indagar por la red, es evidente: independientemente del talento que tenga, resulta que Zimmer es un tipo fantástico.

Pero hay dos historias que, en los últimos días, me han convertido en zimmeriano profundo: la de Casi Divas y la de Mecano.

La primera historia la cuenta Issa López, la directora de Casi divas, una película mexicana en la que Zimmer, una vez que le contaron la trama, se quedó tan prendado que decidió ponerle la música. Por tan magno acontecimiento para una película tan pequeñita, el compositor negoció el sueldo de... un dólar.

No cuento demasiado porque les voy a enlazar a dos post del blog de la directora de Casi Divas que, sin excusas, están obligados a leer. El primero es este, en el que Issa escribe sobre el momento en el que le cuentan que Zimmer está interesado en componer la banda sonora (paciencia, que la historia comienza por la mitad del post). El segundo, aquí, Issa está en Hollywood, en el estudio de Zimmer y cuenta sus experiencias. Son dos post magníficos, de piel de gallina, sobre todo el segundo.

La segunda historia, más corta, versa sobre Mecano. Siempre ha existido la leyenda urbana (en ambientes bandasoneriles) de que Zimmer tocaba los teclados en algunos discos y directos del grupo español. Era el mejor momento de Mecano (a mediados de los 80) y, por supuesto, Zimmer todavía no había despegado con su carrera en el cine. La leyenda es cierta y aunque es un vídeo largo, os adelanto que Zimmer sale en el segundo 16 y en el 21-22. Seguro que después sale más, pero para eso hay que ver el vídeo entero y ahora no me...



A partir de hoy, tengo un nuevo mito: el Sr. Zimmer

17 abril, 2008

Habitación sin salida

Como me gustan las sorpresas. Desde que vi el trailer de Vacancy (Habitación sin salida) no tuve la menor duda de que tenía muy buena pinta. La premisa es genial. Sin spoilers, la sinopsis muy, muy resumida, es algo así: una pareja hace un viaje en coche, se pierden y llegan a un hotel muy cutre en mitad de un bosque. En la habitación del hotel, encuentran unas cintas de vídeo con unos asesinatos terribles situados en la misma habitación en la que están. Tras analizar el vídeo detenidamente, la pareja se da cuenta de que tienen cámaras de vídeo grabándoles desde los mismos tiros de cámara que se ven en el vídeo y... no pueden salir. Están encerrados.

En principio, es una película de terror normal, pero rodarla en una sola ubicación (que no un solo decorado), con poquitos personajes y cierta gracia en la ejecución, hace que sea una sorpresa inesperada.

La película pasa en un vuelo (además, es muy cortita, algo más de 70 minutos, y esto, en este caso, juega a su favor). Vale la pena echarle una ojeada para pasar un rato bastante angustioso.

Lo que más me gusta es el acabado final. No sólo está bien rodada sino que tiene unos títulos de crédito (con una música magnífica) magistrales. Desde luego, Vacancy no es una obra maestra, pero entre otras cosas, ayer me arregló el día.

Los magníficos créditos del comienzo son estos:



Y el trailer, por si acaso no te fías demasiado de mi criterio (yo tampoco me fiaría), es este.

15 abril, 2008

El extraño mundo de las malas elecciones

Parece exagerado lo que dicen algunos actores y directores sobre la dificultad a la hora de escoger. Es evidente que cuando seleccionan una peli, automáticamente dejan de hacer un montón de personajes en otras películas que van de temas parecidos o que, directamente, se ruedan en las mismas fechas.

El mundo del cine está lleno de elecciones, como en la vida, sólo que en el cine es un poco más bestia. Parece que todo el mundo está empeñado en recordar a Michelle Pfeiffer que, por la supuesta crudeza del guión, no aceptó el papel que catapultaría a Jodie Foster al estrellato: El silencio de los corderos. Que nadie me venga con Acusados o con Taxi Driver, la Foster es quien es gracias al thriller de Anibal Lecter (que además, venía con Oscar).

Por el otro lado de la moneda, Clooney, que en sus comienzos laborales había participado en el clásico trash El ataque de los tomates asesinos, en la que es perseguido por una horda de tomates con ganas de liquidar a la peña, sólo lamenta haber rodado, en el mejor momento de su carrera, el ladrillazo Batman y Robin: una epopeya de colores pastel en el que un Batman con pezones artificiales se junta con un par de jovencitos para buscar la fórmula médica para salvar a su mayordomo (?).

Digo todo esto porque el sábado recordé una historia al ver a un desafortunado (y acabado) Andrés Pajares en televisión. Este tipo tuvo un momento de fama apoteósico en 1.990. El éxito arrollador de Ay, Carmela, de Carlos Saura, le había brindado su primer papel serio, un Goya al mejor actor y una asistencia de público poco habitual para una peli española de la época (hablo de algunos años antes de la entrada de Amenábar y Santiago Segura en las taquillas). Y debo reconocer que Pajares, supongo que por proximidad al personaje, estaba brillante.

Por otra parte, el único que parecía tener éxito en aquellos años era Almodóvar. No como ahora, claro, pero ya había rodado sus Mujeres al borde de un ataque de nervios y Átame, dos de sus mejores películas. Se hicieron tan populares en todo el mundo que Almodóvar estaba en una posición claramente innovadora para los españoles: iba a rodar una peli que, fuera buena o mala, ya estaba vendida al extranjero, o dicho más propiedad, tenía distribuidora extranjera.

El nuevo proyecto de Almodóvar se llamaba Tacones Lejanos (con gran banda sonora de Sakamoto) y quería, para uno de los pocos personajes masculinos, al actor más de moda en España ese año: Andrés Pajares.

Si Andrés Pajares hubiera tenido otro proyecto en cartera o si hubiera sido mínimamente inteligente, se habría subido a ese carro, como cualquier actor español con dos dedos de frente. Pero Pajares, en su aureola de estrella momentánea, creyó que el ofrecimiento de Almodóvar era pobre. En realidad, lo que se publicó (porque esto se publicó en las revistas de cine, mi única referencia en esta historia) es que "no llegó a un acuerdo económico con el director manchego".

Nunca se sabe lo que podría haber pasado. En cualquier caso, Pajares no hizo ninguna peli más. Película seria, quiero decir, ya que creo que volvió a hacer una con Mariano Ozores, que por muchos años que pasen y toda la nostalgia que se quiera poner en el asunto, siguen siendo películas malas e infumables.

Ahora, Pajares podría estar en cientos de retrospectivas de la carrera de Almodóvar, festivales, y quizá, en la historia del cine con perspectivas de calidad. Y sin embargo, ha quedado en la historia como protagonista de la gran película Ay, Carmela, como dato anecdótico, y será unánimemente recordado por su unión al humorista Fernando Esteso.

Ay, Pajares, el maldito caché y tu falta de visión me siguen resultando, veinte años más tarde, tan enigmáticos como el primer día. Y tú puedes alegar que algunos actores de alcurnia ni siquiera tienen una película como Ay, Carmela en su curriculum. Y tienes razón, pero casi prefiero a un actor al que no le llegan ofertas que a uno que, por ego y por creer que es más de lo que es, tira su carrera por la borda.

Y por cierto, me caes fatal.

14 abril, 2008

El pianista de La guerra de las galaxias

Noto una falta de seriedad importante en este blog, sobre todo en los últimos días, pero no puedo evitarlo cuando veo imágenes como esta:

11 abril, 2008

09 abril, 2008

No nos olvidamos de José María Forqué

En la época que trabajé en Filmoteca pude conocer a la vieja escuela del cine. Gente ya retirada, en algunos casos con demasiada antelación, que ya no hacía cine pero que en sus mejores momentos habían sido verdaderas joyas como directores.

El que más me impresionó, por su educación y su cultura en general, fue Manolo Mur Oti. Pero claro, uno no es de piedra y sus ideas políticas, tan, tan, tan de derechas, me provocaban cierto rechazo (y por cierto, hasta el último de sus días, seguía escribiendo en ABC). Pero si en la conversación no se tocaba nada político, era una delicia oírle. Y su cine es maravilloso: Cielo Negro, Orgullo y Un hombre va por el camino son tres de las mejores películas de la historia del cine español.

Sin embargo, la visita más esperada por mí (a ratos, parecía que nuestro pequeño despachito era el centro de tertulia del cine español de los 40) era la de José María Forqué, padre de Verónica y ahora un nombre conocido por unos premios muy prestigiosos llamados José María Forqué.

Aunque muchos no lo sepan, el Sr. Forqué es una de los directores con más talento que hemos tenido. Y aunque sus últimos años hizo verdaderos horrores (no quiero ni acordarme de Romanza Final, una película sobre el tenor Gayarre protagonizada por José Carreras), Forqué logró lidiar con el paso del cine español más o menos de calidad de los 50 al cine más cutre (el que contaba cosas de suecas y de servicio doméstico) de los 60. Por supuesto, y sin ser despectivo con nadie, con bastante más talento que Pedro Lazaga o Pedro Masó.

Pero además, Forqué era pura humanidad. Yo, con veinte años, podía tener voz y voto en sus conversaciones. Te hacía caso y tenía el carisma de hacerte sentir que formabas parte de su mundo. Daba por echo que las nuevas generaciones no conocían su cine y se alegraba mucho cuando le contabas algo de alguna de sus películas. En realidad, todo el mundo a visto Atraco a las tres o la serie Ramón y Cajal, pero yo sentía (y siento) debilidad por El juego de la verdad.

Pocas semanas antes de su muerte, se acercó a preguntarle a Mariné (mi jefe en la Filmo) sobre unos efectos ópticos para la película de ciencia-ficción que estaba rodando (¡con más de 70 años!): Nexus 2431. En Internet se dice que nunca la llegó a terminar debido a su repentino fallecimiento, aunque la verdad es que tras unos visionados, los productores no quedaron nada contentos con el material rodado. Así son las cosas...

PD: Me he acordado de este director gracias a un blog en el que se habla de una escena de Las que tienen que servir: vale la pena echarle un vistazo. La agilidad de Forqué en marcha:



PD: Cada vez que veo a su hija en la tele, no veo a Verónica sino a la hija de Forqué. No la conozco personalmente pero si, en un pequeño porcentaje, es como su padre, tiene que ser una gran tipa.

08 abril, 2008

Andrew Lloyd Webber cumple 60 años, I´do anything y vergüenza ajena con Operación Triunfo (y todo esto, amigos míos, está relacionado)

Leo (y veo) en el magnífico blog visual del genuino Lord Andrew Lloyd Webber que hace pocos días ha cumplido sesenta añetes. Todavía recuerdo su foto en el LP de Jesucristo SuperStar original, muy hippy y muy joven (espero no tener que explicar que es un LP).

Ahora se encuentra inmerso en mil cosas, como siempre. Va a producir un par de musicales y está componiendo El fantasma en Manhattan, segunda parte del famoso musical de mediados de los 80 y que sigue cosechando éxitos por el mundo.

Vale. Yo tampoco creo que sea una buena idea componer la segunda parte de un musical, pero seguramente estará bien y la historia es muy tentadora: la explican aquí. Pero todos sabemos que Lloyd Webber no sólo es un magnífico creador de melodías, sino que es un gran hombre de negocios y, aunque por un momento he pensado en enumerar la lista de cosas que posee, sería un detalle de dudoso gusto.

Por lo menos en estos lares vamos a intentar conservar la educación. Y eso es lo que no tienen los que hacen Operación Triunfo en televisión. El casting, que es lo que ahora están emitiendo y por el que he caído un par de días, me ha provocado algún que otro cabreo monumental. No puede ser que se convoque a unos chavales para ver si son válidos para concursar en un programa de televisión (porque es eso lo que tienen que comprobar, la voz es secundaria) y los traten como a basura. Si no valen, no valen, pero tratarles con desidia, falta de educación, insultarles... me parece que estos señoritos (y señorita, y muy guapa) están llegando muy lejos. La fama cuesta, sí, pero no ayuda demasiado insultándoles bajo el lema "la vida del artista es así".

Esto no pasaría de ser una anécdota sino fuera porque en la BBC están emitiendo un programa que se llama I´do Anything. Esencialmente es lo mismo, la gente pasa y canta, pero... lo que realmente buscan son dos personajes concretos para dos musicales que se montan en el West End londinense. En el programa colabora Lloyd Webber como jurado en su fase final. Por supuesto que es doloroso cuando a una persona le dicen que no es exactamente lo que están buscando, pero lo hacen con bastante dignidad y educación.

No tratan a la gente como basura y todos tienen su ración de respeto. La diferencia es que en España están emitiendo el casting y el 90% del espectáculo lo da el jurado... me venden un programa de futuros cantantes y me dan un objetivo indiscreto en el que la persona que participa no sabe que no sólo va a cantar, sino que va a formar parte de un show difamatorio en donde convierten al posible cantante en el hazmerreir del día.

Me da pena que, prácticamente el mismo formato, en el Reino Unido sea elegante y en España sea insultante. Hay algunos vídeos de I´do Anything en Internet. El que les pongo tiene una señora divertidísima que no tiene desperdicio y que aparece aproximadamente en el segundo minuto.

Y, por cierto, en el blog de Webber hay un vídeo del día siguiente a la elección final con el compositor disculpándose por haber tenido que elegir entre dos cantantes buenísimos. Está sensiblemente triste, pero sabe que sólo uno puede tener el papel. En definitiva, Lloyd Webber se da cuenta de que escoger a uno y no escoger al otro va a provocar controversia y, además, se da cuenta de que están moviendo las vidas de la gente como piezas de ajedrez: tanto poder que asusta.

¿Eso lo sabe Risto Mejide?


07 abril, 2008

¿Es buena REC?

Tenía muchas ganas de ver REC. El cine de terror, cuando está bien hecho, me apasiona. Y esta película se cuela en tu casa (y en tu mente) en forma de documental de televisión: parece más adecuada para el cuarto de estar que para la sala de cine.

Mi mujer y yo acostamos a los niños, apagamos las luces y pusimos en marcha el DVD. El resto, no lo sé. No me pregunten si es buena o es mala: no vi los planos, ni oí la banda sonora ni sé decir si los actores son buenos o malos. Mi mujer se movía tapándose la cara con las rodillas y yo pensaba "qué necesidad tengo yo de pasar este mal rato".

Sí, sin duda, es una buena película.

Por otra parte, ya saben que me encanta teorizar sobre todo (¿saben que La guerra de las galaxias que verán mis hijos algún día es diferente a la que nosotros vimos en su momento? No tiene nada que ver con los planos retocados, sino que, siguiendo la continuidad de la historia, sabrán desde el principio que Vader es el padre de Luke... vale, desvarío), el actor que hace de cámara de televisión, por el que vemos todas las imágenes de la película es, necesariamente, el operador de cámara. Vamos a darle la vuelta a esta idea: el operador de la película es uno de los actores principales. Mola. Seguro que el rodaje ha sido tan interesante como el resultado final.

Ya puse el trailer en su momento, por lo que les pongo unos chavales que se han colado en el edificio donde se rodó REC... hasta estas imágenes me dan miedo...


01 abril, 2008

Las dificultades de componer una banda sonora

Absolutamente todos entramos en el trapo de forma rastrera: la banda sonora de una película es buena cuando nos gusta su música, cuando la melodía nos llama la atención: si es bonita, es válida.

Aún peor es que, igual que nosotros, los productores de Hollywood cada día le dan menos valor textual. Si se puede escuchar fácilmente, ¿a quién no le gustaría tener otro Titanic?

Pero la música puede alterar completamente las imágenes de una película a un nivel en el que el espectador ni se entera. Si nos imaginamos la típica escena de una mujer corriendo bajo la lluvia (ejemplo, por cierto, tomado del libro
"Música de Cine. Una ilusión óptica" de Conrado Xalabarder) podemos poner música con cierto tempo para que acompañe a la señora en su periplo, que sería lo más fácil; pero si mientras corre ponemos el tema de amor que la relaciona con su pareja, sabremos que corre a encontrarse con él.

Y es ahí, en la película y no en el disco, donde se juzga la banda sonora. Esto me recuerda las enésimas grabaciones de bandas sonoras completas que corren por Internet y que son profundamente aburridas. En una película, hay seis o siete cortes largos y el resto, son entradas y salidas de apenas unos segundos: tienen sentido en el relato pero no como música autónoma.

Todo este rollo que he contado es para reducir la cuestión a la mínima expresión: la música de la película, con todas las exigencias que eso conlleva, además "tiene que pegar".

En la agencia de publicidad nos volvemos locos para encontrar la melodía adecuada para un anuncio de televisión, nos damos cuenta de que a las imágenes y a la intención del anuncio le funcionan bien muy poquitas cosas. Hay música que, directamente, parece tener una desconexión total con las imágenes, aunque parezca el estilo adecuado. En el cine, el caso más bárbaro que recuerdo es el de Lady Halcón, gran música, producida por Alan Parson, y un desastre en su aplicación a la película: vamos, que no pega ni con cola.

Cuando la música funciona, nos podemos dar con un canto en los dientes. Por eso me parece extraordinario que las exigencias de un director sean tan absolutamente dispares como las siguientes y el compositor salga airoso del problema:

Un director le pide a un compositor que ponga música a una escena. Algo así como una mujer joven y guapa que quiere suicidarse por amor, pero en vez de hacerlo directamente, le pide a su novio de toda la vida, que está enamorado de otra, que la mate. Y esta escena, sigue hablando el director, la vamos a rodar en la plaza del pueblo donde viven, bajo la nieve. Además, es Navidad y quiero que sea un villancico el que marque la gran tragedia.

Y José Nieto (compositor español que, creo yo, es un genio), que está articulando toda la banda sonora de Amantes, de Vicente Aranda, sobre una melodía que se va descubriendo y desarrollando durante toda la película, hace esta obra maestra de solamente 70 segundos para el suicidio-asesinato: