31 octubre, 2008

Se abre el telón...

No soy para nada de contar chistes, pero este es tan corto y surrealista que llevo un rato riéndome. Leído en el Fotogramas de Noviembre 2008 (pag. 36):

Se abre el telón y hace un sol tremendo.
¿Cómo se llama la película?
007 en Quanto solhace.

PD: Humm.... fin de semana... rosquillas...

30 octubre, 2008

Narciso Ibañez Serrador y La Residencia


Hace unas semanas me compré la revista Pronto porque salía una entrevista con Narciso Ibáñez Serrador (Chicho para los amigos). Y aunque en realidad hablaba de divorcios y soledad (no se puede esperar más de estas revistas), usé un truco que me enseño mi hermana para sacarle partido a estas revistas: mirar las fotos detenidamente, incluso dando la vuelta a las revistas, para examinar con detenimiento los detalles de las imágenes. Y efectivamente, pude ver algunos títulos de los libros que tiene en su biblioteca, algunos trofeos... y sobre todo, como es habitual con esta generación, me llamó la atención que en las fotos de su despacho no había ordenador (aunque posiblemente, tenga un portátil, por un maletín que había en la esquina de otra foto).

Chicho ha sufrido un accidente hace uno o dos años que le ha dejado bastante chungo. Aunque puede caminar si cumpliera con su jornada de rehabilitación, la pereza le ha dejado en silla de ruedas

La verdad por delante: he asistido a dos conferencias de Chicho (las dos en colegios mayores) y es absolutamente insoportable como persona. Su ego es, posiblemente, el más enorme que he visto. Demasiado irónico, demasiado lacónico, demasiado estrella y demasiado número uno. Y en las entrevistas suyas que he leído, sinceramente, me ha parecido bastante despreciable.

Y, se me olvidaba, es un puto genio.

No voy a entrar en el Un, dos, tres y programas de este tipo, porque hay blogs que analizan esto con profundidad y amable nostalgia (por ejemplo, nuestra amiga Candela). Pero ayer, después de muchos años, decidí hacer mi pequeño ciclo de películas de Narciso Ibáñez Serrador, hijo del gran Narciso Ibáñez Menta (nuestro Vincet Price hispánico, y por supuesto, sin ser irónico en absoluto, grande entre los grandes, en la foto). Hace relativamente poco vi ¿Quién puede matar a un niño? y me impresionó gratamente, y ayer...

Ayer vi La Residencia y es una obra grande, grandísima. Hoy, buscando información en Internet me he encontrado gente que hablaba sobre la huella que ha dejado esta peli en Dario Argento, por ejemplo. Y sin embargo, creo que esta película, con quien verdaderamente está relacionada, es con el mejor cine de la Hammer y con Terence Fisher: en la fotografía, en la planificación, en el formato, y en la magnífica, magnífica, magnífica, banda sonora de Waldo "Curro Jiménez" de los Ríos.

El final de la película, por cierto, es una imagen viva y latente que he tenido en mi cerebro desde la infancia. Casi plano a plano. Pero en este visionado he descubierto al Chicho que planifica como Dios, el que dota el ritmo perfecto a la narración, el que tiene soluciones visuales que te dejan con la boca abierta...

Y cuando hablo de soluciones visuales, hablo de una conversación plano-contraplano entre dos chicas mientras hacen la cama y cada vez que una sábana se mete en plano, hay un corte al contraplano. Sin fisuras. Perfecto. O hablo de una mujer que es perseguida en plena noche y el perseguidor lleva un candelabro, de forma que la única referencia que tiene la aterrorizada chica de que la persona que le sigue se está acercando, es la luz de las velas en las paredes... ambiente, decoración y actuaciones de primer nivel.

Y aunque en España siempre se ha hecho buen cine, sorprendentemente, esta película surge en medio de productos de Pedro Lazaga y Mariano Ozores.

Párrafo aparte para Lily Palmer: la gran actriz Lily Palmer hace acto de presencia con un maquillaje similar al de las últimas películas de Joan Crawford. A veces, me parece verla a ella. Un papel estupendo para una actriz estupenda que, simplemente, me ha dejado con la boca abierta y me ha provocado lo que me tiene que provocar: repulsión, odio, comprensión, lástima...

Por todo esto, y aunque siempre he pensado que el ego de Chicho era desmesurado, por muy fructífero y adelantado que fuera el Un,dos,tres, lo que no sabía hasta ayer era que, como muchos amiguetes me habían avisado, efectivamente, Chicho es un genio. Un puto genio. Y simplemente no comprendo como dejó de hacer cine (CINE con mayúsculas) para dedicarse a hacer televisión. Creo que Narciso Ibáñez Menta tampoco lo comprendía.

PD: La película tiene algunos cortes muy evidentes de la censura. ¿Nadie puede recuperar esos planos? ¿Fue autocensura? ¿Alguien sabe algo?

A falta de trailer de la peli en Youtube, he encontrado esta secuencia en baja calidad (cuidado porque en Youtube algún gracioso ha puesto el final de la peli). Atentos al pequeño corte musical que va desde el segundo cuatro hasta el nueve y la grúa dramática sobre Lily Palmer en el segundo 36. Puro cine de la Hammer.


27 octubre, 2008

El padre de Obama (historia de una conferencia)

No, no voy a hablar de política. Aunque si me permiten una anotación les diré que tengo la terrible sensación de que, para que el planeta descanse un poquito de la paliza que le estamos dando, debemos apoyar a Obama. Y no es un comentario pidiendo el voto porque los que leen este blog no pueden votarle. Pero así me quedo tranquilo y ya puedo hablar de lo que quiero hablar.

Últimamente me paso el día de conferencia en conferencia. Y no es que me haya dado un arrebato cultural (que no estaría de más) sino que estoy llevando el gabinete de prensa de un sitio en el que, básicamente, se celebran conferencias. Y el otro día vino un señor llamado Juan Verde (aunque según el confesó, allí le llaman Johnny Green) que, como todos estos tipos, hace mil cosas al mismo tiempo, pero en Canarias es muy conocido por llevar la Cámara de Comercio Americana.

Juan Verde es un auténtico fiera. Fue asesor de Bill Clinton en las elecciones que ganó y en la lucha de este año entre Obama y Hillary Clinton por ser "el actor principal del teatrillo" fue asesor de Hillary.


Me impresionó la conferencia. Estoy acostumbrado a escuchar a unos señores que, por muy historiadores y escritores que sean, dan unas conferencias farragosas, aburridas, llenas de datos que mezclan y cruzan sin sentido y en donde el hilo argumental se pierde entre "ehhhh" y "hummmm". En realidad, nunca hago comentarios de este tipo porque pienso que el tonto y el inculto soy yo, que no me debe interesar lo que cuentan. Pero el caso es que tras oír a Juan Verde, me di cuenta de que una conferencia que, en principio, iba a ser como las demás, podía ser interesantísima, clarísima y divertida. Y para colmo, pensé que a nadie más que a mi le había gustado, ya que si el público habitual de mi trabajo está acostumbrado a cosas más densas, esta conferencia, como poco, era un pequeño aperitivo.

Pero no. Se pusieron en pie y aplaudieron a rabiar mientras se oían vocecillas que decían: "magistral, magistral". Y yo me pregunto, si todo el mundo tiene claro que una conferencia puede ser, además de informativa, amena y coloquial... ¿por qué diablos me parece que la mayoría está leyendo el listín de teléfonos?

El caso es que nos contó (y ya nos avisó de que la conferencia no iba a ser imparcial) sobre las bondades de Obama. Lo curioso del tema es que Juan Verde ha luchado contra él durante seis meses (adora a la Clinton), y sin embargo, cosas de un sistema político basado en candidatos y no en partidos globales (como en España, que no podemos votar por un tipo, sino por un grupo de tipos), una vez que gana el candidato, todo el partido se vuelca en él, incluso sus detractores.

La conferencia, en realidad, contaba como son las elecciones americanas, con todo esa historia de los estados que son clave, cuales son demócratas, cuales republicanos (o sea, cuales están perdidos y cuales están ganados de antemano) y se mezclaba con datos de los contrincantes.

Y de las muchas cosas que me llamaron la atención, está la del padre de Obama. El padre de Obama era africano de pura cepa. Con esto quiero decir, si alguien se ha imaginado una ciudad medianamente moderna con un señor que emigra a Estados Unidos está totalmente equivocado. El padre de Obama era de los que van con taparrabos y lanza, de esos que danzan alrededor del fuego. El caso es que en una de esas visitas que hacen educadores y tal, se dieron cuenta de que este tipo era un fuera de serie. Le dieron estudios y con los años, mandó cartas a Estados Unidos y le dieron una beca para Harvard.

Allí conoció a una tipa americana, rubita, se casaron y tuvieron a Obama. Y al cabo de un par de años, el padre se volvió a África. Por eso, estos días el candidato ha parado la maquinaria propagandística y se ha ido a visitar a su abuela enferma. Y es que, prácticamente sin conocer a su padre, se ha criado en una casita con su madre y sus abuelos, que son blanquitos, blanquitos.

Otra historia que me gustó es que fue número uno de su promoción. Esto no es un dato baladí. Si eres abogado y número uno de tu promoción en Harvard, implica que en tu primer año de trabajo puedes ganar unos cuantos milloncejos. Las grandes firmas de abogados se mueren por contar con estos tipos (¿alguien se acuerda de La Taparadera?). Pero Obama, quizá viendo venir su futuro político, se fue al barrio más chungo de Chicago a ayudar a los más desfavorecidos. Y allí se pasó unos cuantos añitos.

El caso es que salí de la conferencia adorando a Obama, adorando a Juan Verde y adorando al Sergio que puede oír conferencias que no sean de cine, musicales o mujeres en ropa interior y encontrarlas interesantes.

PD: Yo he dado una conferencia. Una vez. Era mucho más joven que ahora y menos barrigón. Fue en ICADE, en la calle Alberto Aguilera, en Madrid, y trataba sobre Woody Allen y La Rosa Púrpura del Cairo. Me gustó mucho preparar la conferencia y sobre todo, mi ego se sintió profundamente feliz durante unos días. La gente se rió cuando tenía que reírse y calló cuando tenía que callarse. Y al final, aplaudieron. No recuerdo que dijeran nada de "magistral, magistral" (seguramente por el cabrón que preguntó por la escena de la iglesia. En ICADE no se puede bromear con estas historias) pero da igual, mi compañero de piso estaba allí y a él le moló. Y ese día, nos fuimos a celebrar mi triunfo con unas copas en Malasaña. Y allí, entre copa y copa, perdí el magnífico libro con la historia de ICADE que me habían regalado por dar la conferencia. Y para más inri, lo perdí en un local que tenía Joaquín Sabina. Desde ese día, cada vez que veo fotos de su casa en entrevistas, busco en sus estanterías mi libro. Putos cantautores.

22 octubre, 2008

La película es buena y punto (con alma, con alma)

Me gusta recomendar películas, pero en la Facultad teníamos discusiones que rozaban lo ridículo y que terminaban con la frasecita que titula este post. El ímpetu juvenil se ha desvanecido y hoy sería incapaz de intentar convencer a alguien sobre las virtudes de una obra. Quiero decir, me siento capacitado de situar en el contexto histórico una película, de explicar las razones de su importancia e intentar que seas benevolente con ciertos aspectos, pero el cine debe entrar por los ojos.

Y es una experiencia subjetiva.

He oído críticos de cine cantar las excelencias de El nacimiento de una nación de Griffith (película por las que muchos comienzan a contar la historia del cine) y he oído críticos que tratan de hacer desaparecer esta película por su ultraderechismo recalcitrante (lo típico que se dice siempre: en esta película, los negros son blancos pintados de negro). Y si los críticos sesudos no se ponen de acuerdo con las obras paradigmáticas, es evidente que el público en general, que se enfrenta todos los días a películitas normales (o sea, ni muy malas ni muy buenas) tengan ideas bien diferentes.

Del cine de este año, hay una secuencia que me encanta. Se trata de The Savages (película con el mejor casting que se puede hacer hoy día: Philip Seymour Hoffman y Laura Linney). En un momento dado, un médico le pide a Hoffman que le proyecte a su anciano padre una película de su época, para que recuerde, para que vea lugares de su ciudad que conoció de joven. Y Hoffman prepara una proyección en la residencia de ancianos de El cantor de jazz. Todo va bien hasta que el protagonista de la película empieza a maquillarse la cara de negro para poder cantar. Lo que Hoffman y su padre miran embelesados, comienza a molestar a todas las enfermeras de la residencia, negras. Al final de la proyección, el actor sale corriendo de la sala mientras aguanta las miradas de odio: "Hay que verla en su contexto histórico", dice.

Cada uno tiene su historia, su bagaje y sus gustos. No puedo pretender que mi hermana vea una película sobre el holocausto (salvo que sea benevolente con los judíos y por tanto, poco realista) como no puedo pretender que a mi madre le gusten los musicales (¿otra vez van a cantar?). A mi mujer no le gustan las de vaqueros y a mi amiguete Carlos ni le hables de ciencia-ficción o del espacio exterior. A mí, si salen payasos, enanos o Gene Wilder o Richard Pryor no me gusta. Y no, no me gusta Fellini. Lo he intentado, pero no me gusta. Pero tampoco me gusta El mayor espectáculo del mundo o Trapecio. Salen payasos (y en algunas ocasiones, acompañados de enanos). Paso.

Hay excepciones a las reglas (en mi caso, me gusta El jovencito Frankenstein), pero no se puede forzar la evidencia: el cine, primero, entra por los ojos. Y los gustos de la peña son raros y respetables. Mi jefe en Filmoteca Española, Juan Mariné, decía que la película más increíble del mundo era Corazonada (una de las pocas de Coppola que no me gustan) y mi amado David Mamet, grande entre los grandes (y mañana hablaré de State and Main), dice en su último libro que una de las mejores películas de los últimos tiempos es Galaxy Quest (Héroes fuera de órbita). Yo, que me reí mucho, muchísimo, con la película, creo que está muy lejos de las obras maestras de Mamet. Vamos, que creo que su obra es muy superior a sus gustos.

Y todo este rollo viene a colación del post anterior. Bandini está de acuerdo en que con todos sus defectos, Rebobine por favor se merece un lugar en nuestros corazoncitos. Y curiosamente, mis películas favoritas son así: desde Into the night (ilustrando este post) hasta Raising Arizona, Body Double, Poltergeist... películas con corazoncito.

PD: Este videoclip de una canción de Cuando llega la noche (al igual que la peli) tiene tropecientos famosos por metro cuadrado. Sólo hay que ver a los músicos que están tocando con B.B. King...

Rebobine, por favor


De este año, una de las películas que tenía más ganas de ver era Rebobine, por favor . La historia es simple: un tipo se magnetiza de forma estúpida en una central eléctrica y cuando entra en el videoclub de su amigo, magnetiza todas las películas y quedan inservibles. Para seguir con el negocio del alquiler y no decepcionar al jefe, se les ocurre la brillante idea de rodar ellos mismos las películas.

Pensé que la película iba a ser hilarante y no lo es. Lo que no sabía es que iba a ver un canto al cine tan asombroso. Porque la película rezuma cine por todas partes. Desde las versiones que hacen ellos de 2.001, Cazafantasmas, Paseando a Miss Daisy, Robocop, Men in Black... que no tienen desperdicio, hasta la apoteosis final...

El éxito que producen estas películas grabadas en vídeo (según ellos, versiones suecas de blockbusters américanos, o lo que ellos denominan "suecadas") tiene una explicación razonable en el maremagnum de películas malas que nos rodean. Sus versiones tienen alma, tienen encanto, no tienen nada rutinario (los rayos de las armas de los cazafantasmas son, literalmente, cintas de colores de Navidad, de esas que rodean a los árboles) y un tren de principios de siglo, simplemente, tiene unos cartones para simular las ruedas (ver foto).

Y al igual que las pelis de los protagonistas, Rebobine, por favor no es una obra maestra, pero tiene alma y sobre todo, algo que contar. La empiezas a ver y, de repente, la película termina; pasa fugazmente delante de tus ojos para quedarse toda la vida en tu mente.

Por eso, no me explico que teniendo todos los defectillos que tiene, algunas secuencias que parecen de otra peli distinta y un doblaje pésimo, me siga pareciendo la mejor película del año. Desde ayer, forma parte de mi imaginario personal, de mi colección privada de joyas, de las que hablo a menudo, de mis pelis...

Reportaje de un minuto de la peli (Youtube es fantástico):


19 octubre, 2008

Muere Levi Stubbs, mi planta favorita

No suelo hacer obituarios, pero en este caso todos (como su necrológica en El Mundo) van a omitir el dato que, para mi, es el más interesante de su carrera. El cantante, famoso por su increíble voz y su grupo Four Tops, tiene un puesto en mi corazón por darle el alma a mi querida Audrey II.

Ese pedacito de obra de arte que es Little Shop of Horrors no sería lo mismo sin él. Por otra parte, no sé si cantó dos o tres canciones la noche de la gala de los Oscars de aquel año. Lo que si recuerdo es que fue espectacular. Ahora, el resto de medios de comunicación pueden seguir hablando de los Four Tops...

La voz con su cuerpo:

18 octubre, 2008

Harpo Habla (y 2)

Hace dos años escribí un breve post sobre Harpo Marx que, releído ahora, me hace pensar que con el tiempo me he hecho muy pesado escribiendo.

Hoy lo vuelvo a sacar a la luz por dos motivos: el primero es que el gran Bandini ha localizado (y publicado en su blog) el enlace a un tipo que tiene cientos de documentos interesantes en Youtube. Tal descubrimiento (uno siempre está buscando este tipo de cosas) me ha hecho pasar parte de la noche del sábado pegado al ordenador.

Y así como Bandini ha escogido el making de Entre pillos anda el juego (que es una de sus películas favoritas), yo me he decantado por unas extrañas imágenes de televisión en las que entrevistan a Harpo Marx (y en las que por supuesto, él no habla).

Yo adoro a los Hermanos Marx. Pero es que además, uno de mis libros favoritos es Harpo Habla. Podría parecer una biografía al uso, pero en realidad, Harpo es un escritor aventajado que describe el Nueva York de su infancia y su llegada a Los Ángeles en plena euforia cinematográfica como Dios. Si no has leído este libro, difícilmente podrás saber como eran las fastuosas fiestas de los actores de Hollywood en los años 30, ni sabrás como eran las reuniones en el Algonquin con el maravilloso Alexander Woollcoott (el señor de la foto, muy amigo de Harpo y gran protagonista del libro), y no sabrás la cantidad de ataques de risa que tenían todos los hermanos en los escenarios por las improvisaciones de Chico y Groucho. Es, junto al clásico de Hitchcock-Truffaut y los dos William Goldman, uno de los mejores libros relacionados con el cine que uno puede tener en la mano.

Y en estas imágenes, un envejecido Harpo es entrevistado en televisión con motivo de la publicación de este libro. En realidad, sólo me ha faltado llorar...

La nueva Psicosis y una pequeña anotación apocalíptica

Cuando hace unos años se realizó el copy-paste de Psicosis pensé, como todo cinéfilo y persona pensante, que era una herejía en toda regla. Es como si alguien, hoy día, pensara en hacer Casablanca o Perdición (que, por cierto, ambas tienen remake).

Las noticias de lo que había hecho Van Sant todavía eran más tristes. Lejos de actualizar la película o coger el concepto y rehacer la historia, lo que había hecho era coger la peli plano por plano y copiarla. De hecho, sólo los planitos de las nubes a toda velocidad en el asesinato de la ducha son nuevos y no aportan absolutamente nada.

Y por tanto, tendría que odiar la película... pero el caso es que el experimento me gustó. Es probable que muchos de los que lean estas líneas en estos momentos piensen que me he tomado un LSD o un porrito caribeño, pero realmente creo que fue un experimento saludable. Y entiéndanme, creo que si esto de rehacer películas plano a plano se pone de moda es francamente lamentable.

Pero como experimento aislado, me puso delante de los ojos la respuesta a muchísimas preguntas que me hago en la actualidad. Y es que, por mucho que algunos directores con talento intenten recuperar el ritmo y el sabor de los clásicos de hace cuarenta años o más, hay mil factores que impiden que el cine sea como antes: el ritmo, los planos, la forma de contar, la música (que antes prácticamente sonaba de forma ininterrumpida y además, aportando elementos al relato y no sólo acompañándolo) son componentes que ahora son radicalmente diferentes.

La nueva versión de Psicosis es una película impecable (es impecable porque copia milimétricamente el clásico de Hitchcock, pero como muchos pensaron en su momento, es una copia y por tanto, es innecesaria). Y sin embargo, cuando la vi en el cine, sentí que las películas ya no se hacen así, que ya no se ven escenas como la de Marion en el motel, tomando algo con Norman mientras este habla de su soledad, que ya no se ven escenas filmadas sin cortar continuamente los planos (manteniendo el ritmo interno de la peli, de su guión, tan importante como el ritmo de montaje)... no lo sé, el sabor de los clásicos pero con actores modernos...

Lejos de pensar en lo malo que es apreciar la copia bastarda de un clásico del cine, me hizo reflexionar en lo malo que es el cine actual, en lo mal que se hacen las películas hoy día, en lo difícil que es encontrar un director que con una historia cercana al cine de terror convierta la experiencia cinematográfica en una experiencia vital. En realidad, cuando prácticamente todas las películas que veo en una semana no se merecen que pierda el tiempo escribiendo un post sobre ellas, hoy he sentido la necesidad de decir que el Psycho de Van Sant, como mínimo, me ha hecho reflexionar un rato.

PD: Por supuesto, respetaron la banda sonora de Herrmann, el compositor que más ha trabajado en los casi cuarenta años que lleva muerto. El remake de Scorsese de El cabo del miedo lleva su banda sonora completa, por supuesto este Psicosis también... y encima, si cobrara derechos por el silbido que Tarantino puso de moda en Kill Bill, ahora sería uno de los tipos más ricos del planeta. Pero claro, conociendo la personalidad de Herrmann, cada vez que sonara un móvil con el silbidito, se tiraría de los pelos.

Anotación apocalíptica: Y ya que toco el tema, esta semana por fin he visto el Apocalypse Now Redux. La experiencia es profundamente satisfactoria y la bajada a los infiernos de Martin Sheen sigue siendo espectacular... pero la estancia en la casa de los franceses (una de las incorporaciones) detiene completamente el relato durante veinte minutos... y en una película que finalmente dura 200 minutos, es demasiado. Sin embargo, hay detallitos nuevos que me gustan, escenas cortas como el robo de la tabla de surf... y la música electrónica o es nueva o está excesivamente alta. No lo sé, pero no la recuerdo así. De cualquier manera, la película se mantiene en perfecto estado y no sólo es una lección de cine magistral sino que sigue poniendo la piel de gallina.

Viva Coppola.

Todos: ¡VIVA!

13 octubre, 2008

Los tres entierros de Melquiades Estrada

Dirigida y protagonizada por Tommy Lee Jones, Los tres entierros de Melquiades Estrada es una de esas películas con cierto renombre (a base de acumular premios) que se me pasó en su momento y que, para más inri, no tenía intención de ver. Pero un amigo salvador me la recomendó encarecidamente.

Ya adelanto que no es una peli fácil de ver. A lo mejor, es algo personal, pero se juntan temas que me tienen un poco cansado (como lo de la frontera mejicana) y, para colmo, juega con los saltos temporales que puso de moda (que no inventó) Quentin Tarantino. El guión de Arriaga se mueve hacía adelante y hacía atrás (como lo hacían sus guiones para Babel, 21 gramos o Amores Perros) en el tiempo dotándole de cierta gracia a la narración y, sobre todo, pidiendo una implicación por parte del espectador en el relato ("ah, esto pasó antes, no... espera, esto pasa después").

Pero yo ví la película en el momento adecuado. Y me ha impactado.

Cuenta David Mamet en su libro Bambi contra Godzilla (magnífico libro que comentaré un día de estos, cuando lo termine) que si el cine de los 80 y principios de los 90 estaba totalmente influido por el vídeo clip, o sea, lo que era la nueva narrativa del momento, ahora estamos totalmente influidos por el cine pornográfico. Esto, que tiene cierta gracia, lo explica de la siguiente manera: el cine actual se basa en cuatro o cinco secuencias (que realmente son las que van a vender la película) y el resto es una simple e indisimulada unión entre ellas.

Esta teoría, que me ha tenido pensando algunos días, es el punto de partida para un magnífico análisis del cine que se ha hecho en los últimos años. Sin embargo, sólo hay que ser un productor aventajado o un tipo que se dedique a examinar qué es exactamente lo que funciona en Hollywood para saber que, para romper la taquilla, debes tener personajes y no simples (o complejas, según se mire) secuencias de acción.

Las secuencias espectaculares, una tras otra, ya no son rentables. Y aprovechando el título del libro de Mamet, hay un ejemplo maravilloso de cómo el cine vuelve a cambiar en los últimos años: Godzilla de Roland Emmerich, un fracaso de taquilla que cuenta cómo un bicho enorme se dedica a destruir Nueva York, en comparación con Monstruoso, en donde un bicho enorme destruye Nueva York y hay unos personajes que, te interesen más o menos, están bien definidos.

Los grandes éxitos de taquilla de los últimos años, desde Titanic hasta Spiderman, han conseguido dosificar unas magníficas secuencias de acción con personajes tridimensionales. En el segundo caso, Peter Parker ya estaba escrito y diseñado con anterioridad; más curioso es el primer ejemplo, en el que Cameron se inventa a dos jóvenes y los inserta en un relato que todos conocemos. Así, a través de los ojos de Rose y Jack, podemos sentir lo que sintieron los tipos que vivieron la odiasea del Titanic. Quiero decir, James Cameron se da cuenta de que por muy espectacular que sea la historia, sin personajes, no tiene nada.

Volvemos a Melquiades Estrada. La película, magníficamente dirigida por Tommy Lee Jones (en su debut para la sala grande, a mi juicio, mucho más interesante que el de Kevin Costner o Mel Gibson como directores) es muy arriesgada y se sustenta por el gran poder que tienen sus personajes (los actores están magníficos en un reparto coral como hacía años que no veía).

Desde la muerte de Melquiades hasta sus posteriores entierros, la película es un viaje curiosísimo por la ruta fronteriza entre Méjico y Estados Unidos pero al revés. No seguimos a los mejicanos tratando de llegar a USA sino a un cowboy que intenta llegar a Méjico saltándose la frontera. Por el camino se encontrará a diversas personas y pueblos que parecen sacados de una película de hace 100 años y sin embargo, el director se encarga de repetirnos en diversas ocasiones que lo que está contando ha sucedido hoy día ("te voy a comprar una Nintendo").

Y en ese ir y venir de personajes, la película avanza rápidamente para terminar quedándose en tu retina y en tu mente para el resto de tus días. Los tres entierros de Melquiades Estrada no es una película para todos los gustos, pero a mi parecer, es una obra maestra del cine.


06 octubre, 2008

Leslie Nielsen en Esquire

Sí, ya escribí sobre él en algún momento, pero con todos los problemas diarios y el estrés laboral, Leslie Nielsen es como un bálsamo de aire fresco.

Hay muy pocos actores que me hagan verdadera gracia. Ya he escrito que soy un fanático seguidor de Ben Stiller, de Steve Carell, de Ricky Gervais y, por supuesto, de Leslie Nielsen. Sin embargo, hay muchísimos cómicos actuales que no me gustan nada. Pero nada de nada... como Jim Carrey, tampoco me hace gracia Jack Black (y sin embargo, creo que es un buen actor, véase King Kong o Escuela de Rock) y odio con todas mis fuerzas a Will Ferrell.

Lo peor que le puede pasar a un actor cómico es no hacer gracia, delante de tí aparece un tipo esforzándose para que esboces una sonrisa que nunca sale. Pero supongo que eso tiene que ver con el humor de cada uno. Conozco mucha, mucha gente, que odia profundamente The Office, serie con la que yo no paro de reír desde el primer segundo hasta el último.


Hoy, haciendo tiempo para recoger al niño del cole, he pasado por una tienda de revistas y he visto una que me ha llamado la atención: Esquire. Es la típica revista que no sé a qué público va destinada, pero tiene pinta de ser de esas que compras en los aeropuertos para que el viaje sea más entretenido. Y como tenía una hora por delante y necesitaba sentarme a tomar un café y relajarme un rato, me la he comprado. ¿Que vi que me impluso a comprarla? El careto de Buenafuente y una prometedora entrevista al tipo que mejor me cae de la televisión en España. No sólo es divertido sino que tiene pinta de buena gente.

La entrevista es muy buena y la revista Esquire es una joya de la maquetación. Cuando paso la página, me encuentro al gran Leslie Nielsen, al que le había perdido la pista. En la foto, se le ve como un jovenzuelo simpaticón con la cara llena de Botox y... acaba de cumplir 82 años. En la entrevista se le intuye lúcido y asumiendo que, olvidados sus grandes melodramas y películas bélicas, pasará a la historia por las películas del agente Drebin y Aterriza como puedas. Y lo que es mejor, lo dice encantado.

Dice Nielsen a Esquire: "Cuando firmo autógrafos, me piden que les escriba frases de Aterriza como puedas en plan ¿Te gustan las películas de gladiadores? o Elegí un mal día para dejar de esnifar pegamento. No entienden que así tardo el doble y hay gente esperando". Lo que no dice Nielsen es que ninguna de estas frases la dice su personaje, pero da igual. Es un genio.

No escribiría nada de este rollo que acabo de contar, sino fuera porque al sentarme en el ordenador hace un ratillo, seguía pensando en él y en los buenos momentos que me ha regalado (siempre lo he dicho, soy un cinéfilo raro, me apasiona Welles, Wilder y Hitchcock y me paso el día hablando de narrativa cinematográfica, pero Leslie Nielsen es mi pecado inconfesable) y me he puesto a buscar cosas de él en Youtube. No importa como estés de ánimo, siempre, siempre, siempre, termino llorando de risa con él.

Os pongo un par de vídeos que me parecen memorables:



O la parodia de Sospechosos Habituales:



En Vaya un Fugitivo (sublime película absurda), se hace una parodía del papel de Tommy Lee Jones en El Fugitivo. Vamos, el típico policía que tiene las ideas claras, verborrea continua y no para de dar datos y órdenes (no sale Nielsen en esta escena, pero es claramente, típica de sus películas):



Otra escena memorable de Vaya un fugitivo:



Y por supuesto, el agente Drebin es su mejor papel:



Y para terminar, el papel que le llevó al Olimpo de los Dioses:



PD: Ya estoy de mejor humor.

02 octubre, 2008

Antón, Carmelo y la música española

Con la muerte en estos días del director de cine y televisión Pedro Masó se nos ha ido el prototipo de mercenario y pirata (en el mejor sentido de la palabra) que tenía el cine español. Personas que buscaban hacer negocio de forma rápida, directa, sin concesiones a nada, pero que en vez de hacerlo comprando y vendiendo pisos, lo hacían con lo que más amaban: hacer cine.

En los extras de Superman, la película de Richard Donner, se habla de lo mercenarios que eran los productores Salkind, pero al mismo tiempo, todos están de acuerdo en que esos piratas que buscaban hacer dinero a toda costa a base de invertir en una película que fuera espectacular, eran fundamentales para el cine. Estos tipos conseguían dinero, se peleaban con todo el mundo y cuando tenían la película realizada, se la vendían a una gran distribuidora y hacían su agosto. Gracias a estos mercenarios, hoy existen obras maestras.

Pedro Masó tiene tantas películas y tantas series, que algunas de ellas le hacen formar parte del olimpo del cine español. Sin discusión.

Y parte de su sensibilidad se encuentra en las series Anillos de Oro, que yo ví solo a trocitos porque era demasiado enano para meterme en su temática, y mi adoraba Segunda Enseñanza, que me pilló de lleno en el momento adecuado. Allí descubrí a practicamente todos los actores jóvenes del momento, y por supuesto, a mi amada Sonia Martinez.

Cuando recuerdo estas series, en realidad, recuerdo sobre todo su música. Y es que tanto hablar de Williams, de Goldsmith o de Herrmann, a uno a veces se le queda la boca pequeña cuando tiene que hablar de Antón García Abril o de Carmelo Bernaola. Y ya va siendo hora de rescatar la espléndida música del cine y la televisión española.

Desde siempre, ser músico de una película ha sido un desprestigio. El gran Herrmann vivió angustiado toda su vida por su tremendo éxito en el cine y su poca dedicación a "la música seria". Afortunadamente, en la actualidad este concepto ha cambiado radicalmente, igual que aquello de "el cine es una atracción de feria". Ahora, los músicos de cine son considerados artistas y sus obras llenan auditorios de música clásica en donde sus notas se desligan de la imagen para tener personalidad propia.

Abrir los ojos a esta realidad es importante. Carmelo Bernaola, gran compositor de música con decenas de conciertos que hoy día siguen siendo repertorio de muchas orquestas y amado y respetado en el mundo de la música clásica española, descubrió que los mejores y más entusiastas aplausos los conseguía con esta pieza, de la que, por supuesto, no renegaba (la contrario que el viejo protagonista de la serie, que llegó a decir aquello de "toda la vida actuando para que ahora me recuerden por esto):

Verano Azul en versión concierto:



Pero si alguien ha compuesto melodías para recordar, ese es Antón García Abril, reputado compositor de auditorio, que en su carrera junto a Masó hizo los famosos "dabadabadá" de Sor Citröen y Las Ibéricas y poco más tarde, componer la magníficas melodías de Anillos de Oro o Segunda Enseñanza, siendo esta última pieza una de mis favoritas de todos los tiempos. La oigo muy, muy a menudo y ahora, añadiéndola al blog, se me pone la piel de gallina:

Segunda Enseñanza:



Existe la terrible sensación de que en el cine español se ha hecho buena música a partir de la aparición de José Nieto (grande entre los grandes), y que ahora ha llegado a su máxima dimensión con Alberto Iglesias (un genio), y es que la memoria del cinéfilo parece ser pequeñita. Carmelo Bernaola, Antón García Abril, Waldo de los Ríos o Jesús Gluk, estaban en los 60 y antes... de los de antes hablamos otro día...

PD: Hay música buena y música que forma parte de nuestra vida, de nuestra banda sonora personal. ¿Me lo parece a mí o cuando le des al "play" aquí abajo vas a esbozar una sonrisita de "no sé lo que es pero lo he escuchado tantas veces en mi infancia que lo adoro"?


The mist

Y la llamo The Mist (La Niebla) para no confundirla con La Niebla (The Fog) de John Carpenter. Esta peli está dirigida por Frank Darabont, al que entre otras obras maestras le debemos Cadena Perpetua y La Milla Verde... que casualidades de la vida, como The Mist, son novelas de Stepheng King. Ytambién le debemos que en la cuarta de Indiana Jones, el arqueólogo vuele en una nevera...

Quiero contar un par de cosas sin destrozar la trama (para el que no la haya visto): me ha gustado, en contra de la opinión generalizada, me ha gustado bastante. La película tiene dos lecturas muy claras: la primera y más evidente, es la de una misteriosa niebla que cubre una población. El que entra en ella no sale o sale en pésimas condiciones.

Cuando la niebla hace acto de presencia, el protagonista se encuentra en un supermercado y se queda encerrado con bastantes personas. Es allí donde ocurre la mayor parte de la película. Y también es allí donde se encuentra la segunda lectura, espeluznante: las relaciones en condiciones extremas y terroríficas de unos cuantos seres humanos. Sus cambios de actitud, su capacidad de dejarse convencer por locos, sus miedos... pufff... en realidad, casi da más miedo el ser humano que la niebla.

Pero escribo este post por dos detalles: el protagonista es un sosias del artista Drew Struzan. Al principio, cuando sale en su casa trabajando, está dibujando posters de cine (y uno de ellos, claramente, es el de La Cosa). Y en segundo lugar, es una pena que no pueda extenderme en esto, pero el final de la película es de los más impactantes que he visto en los últimos años. Uno puede pensar que, por culpa de esto, el lector ya sabe que los protas van a morir... pues no, no se trata de eso... es absolutamente terrible. Peor.

Recuerdo cuando la estrenaron que, en las revistas de cine, publicaron bastantes entrevistas al director y se hablaba mucho del final (sobre todo, porque la novela de King no termina así. El propio escritor mostró su asombro por el nuevo final de Darabont "si se me hubiera ocurrido a mí, desde luego, habría terminado la novela así", dijo King).

El caso es que mi mujercita se levantó del sofá y me dijo: "la película está bien, pero el final es demasiado... demasiado fuerte para mí." Y eso, en tiempos en los que las películas parecen calcaditas unas de las otras, es un detalle que me ha tenido pensando todo el día.

PD: Entre otras pelis, estos días también he visto la correcta An American Crime, de la maravillosa Ellen Page. Es dura, durísima... pero más duro es saber que la historia es real y que se pueden ver los vídeos en Youtube. Lo único que sé es que hay detalles que ocurrieron en la realidad que son demasiado sórdidos para la película y se han eliminado. Y digo esto porque aquella legendaria frase de "la realidad supera a la ficción" es cada día más evidente.