31 agosto, 2009

La vuelta de vacaciones y el grog

Tres semanas en Alemania han sido un tiempo bastante prudencial para recargar las baterías. Han pasado algunas cosas raras, como mi reciente enganche a la saga de televisión y películas de Star Trek. Podría hablar durante días sobre la pasión que me despierta el personaje de Jean Luc-Picard o las diferencias entre la Enterprise de la serie original y sus múltiples variantes...

En Alemania me he encontrado con algunas cosas que son frikis, pero poco. Por ejemplo, en pleno pueblecito alemán, con sus casitas torcidas y sus calles de adoquines, una pequeña sala de cine proyectaba Los abrazos rotos y el cartel diseñado por Oscar Mariné llamaba poderosamente la atención.

Sin que suene demasiado raro, creo que culturalmente están mucho más avanzados que nosotros. Cualquier pequeño pueblo está inundado de teatros con programación continua. Concretamente, como mínimo, tienen un teatro para obras habladas y otro para música. La programación para este último mezcla obras clásicas con musicales con total normalidad: en Lübeck, por ejemplo, empezaban con Madame Buterfly, y continuaban con Jekyll y Hyde, Parsifal y Evita. Eso sólo hasta Navidad. Y era una ciudad pequeñita.

Por otra parte, las tiendas de libros, DVD y música son innumerables. No me atrevería a decir que hay tantas como bares en España, pero si se puede afirmar que casi en cada esquina podías ver libros y películas en unas lugares extraordinariamente acogedores. Y eso, en parte, ha sido mi perdición.

También me han llamado la atención los precios, ya que si bien un CD de temporada es un poco más caro que en España, enseguida los precios bajan y una banda sonora del año pasado te puede costar 5 o 6 euros. Un chollo.

Y por supuesto, estamos hablando de un país que se puede definir como reciclador (el tema de las basuras de colores me sigue aturdiendo... y las multas por tener más basura de lo normal también. No sé que hacen cuando se compran un ordenador y tienen ese exceso de cartón y corcho. Por otra parte, un pañal de niño donde se tira... ¿con los plásticos? ¿Con lo orgánico? ¿Papel?). Pero es un país tan, tan reciclador, que te encuentras con unas tiendas de segunda mano espectaculares: tanto de libros como de ropa, cosas para la casa y un largo etcétera. Estas tiendas las arreglan, pintan las cosas o cosen lo que tienen que coser y...

Por lo demás, poco ordenador, poca lectura, poco cine (salvo Star Trek), y muuucho descanso. He viajado en barco, he hecho miles de kilómetros en coche y he conocido ciudades magníficas. Creo que puedo emprender un buen año.

PD: Por cierto, mi hermana me envía una noticia que me ha dejado a cuadros. Deben ser que los periodistas buenos están de vacaciones o que cada vez se pierden más los papeles, pero un tipo ha dado una información en los telediarios argentinos sobre las bebidas de moda de los jóvenes. Su investigación debe haber sido bastante mala, porque hablan del grog y sus explosivos ingredientes. Señor periodista: el grog ese, concretamente, es del juego Monkey Island y esos ingredientes forman parte del juego. Hay que buscarlos... ¿en serio cree que alguien, por muy loco que esté, se bebería eso?

No se pierdan el vídeo, porque el ¿periodista? lo dice tan en serio...



La web original que cita el vídeo es esta.

¡Ah! Hola a todos.

08 agosto, 2009

Cerrado por vacaciones


Me gustaría comentar algo la muerte de John Hugues pero... enlazo a
Elphaba y a Bandini.

Días raros estos que estamos viviendo. Debe ser ley de vida, pero cada año que pasa, el vídeo conmemorativo de los Oscars, ese en el que salen todas las personas que han fallecido durante el año, me toca más directamente. Supongo que a todos.


En fin, buenas vacaciones a todos. Voy a pasar unas semanas en un panal de rica miel con cien mil moscas, descansando como un loco y con la sana intención de no hacer absolutamente nada. Pasear, pasear y pasear.

Y aunque quede mal decirlo, con el pluriempleo, la edad de los niños, la crisis laboral, las llamadas de mi banquero diciendo que necesita que ingrese más y más, y toda la mierda acumulada, este año me lo merezco. Así que ¡abur!.

PD: Buscando fotos en Google de "Cerrado por vacaciones" apareció esta maravilla. Me ha gustado tanto que ¿para que dar más vueltas?

06 agosto, 2009

Drag me to hell (los críticos de cine van al infierno)

No estoy en posesión de la verdad, pero es que no he leído ni una sola crítica acertada de la película de Sam Raimi, ni las que dejan bien la película ni las (pocas) que la rechazan.

Drag me to hell es una película muy, muy buena... pero no es un homenaje, ni un auto-homenaje, ni una parodia del cine de terror. Simplemente, se encuentra en esa delgada línea que separa el terror de la comedia (aquello que le salía tan bien a John Landis en Un hombre lobo americano en Londres).

Está producida por la empresa de Raimi, que en los últimos años ha empaquetado mil productos iguales a este, con guiones simples y efectivos, pero que nunca han funcionado como películas de cierta entidad. Este guión es, básicamente, lo mismo de siempre, pero dirigido por el mismo Raimi: un director elegante, que narra como nadie y que hace que las cosas funcionen como un puñetero reloj suizo. Un mecanismo perfecto que pulsa teclas provocando reacciones inesperadas en la sala de cine.

Gran parte del encanto de la peli (además de esa planificación arrebatadora de Raimi) se encuentra en el personaje de la vieja gitana, que es delicioso. Y da miedo. Y risa. Y miedo otra vez. Y risa. Deja a las viejas glorias en la cuneta: ni Freddy Krueger, ni Jason ni el payasete de Saw se acercan al auténtico terror que produce esta señora cuando aparece en escena.

Y quiero dejar claro que Raimi no inventa ni reinventa nada: es capaz de asustarte con un telón golpeado por detrás, con sombras gigantes o con movimientos de cámara. Pero lo hace bien, con trucos de mago, con resortes clásicos, con la eficacia probada de Mr. Proper.

Y por supuesto, aparece su coche amarillo. Ese que llevaba a Ash y sus amigos a la cabaña en la saga Evil Dead, ese en el que Tio Ben y Peter Parker tenían su última conversación... y que aquí, conduce la vieja gitana. Cuenta la leyenda que Raimi lo sacó en Evil Dead para poder venderlo a mejor precio... hasta hoy.

La música de Young es magnífica (y ahora que conozco su estilo, puedo diferenciar perfectamente sus partes de las de Elfman en Spiderman 2, que volví a ver ayer y sigue siendo magnífica. Con diferencia, la mejor de la saga. Y Alfred Molina está inconmensurable antes de su transformación).

Y por último, que estoy de vacaciones y algo apático, podría sacar de mi trastero tropecientas revistas de cine en donde los mejores críticos destrozaban vilmente Terroríficamente muertos (Evil Dead 2) en la época de su estreno, que para mi, sigue siendo una de las películas fundamentales de la historia del cine de terror. (James Cameron y yo pensamos que es mejor que la primera, pero creo que somos los únicos).

Los que me conocen desde hace años saben que, independientemente del fervor popular de hoy día por Evil Dead 2, hace unos años era algo temerario amar esta película. Por esos malos ratos, les dedico a los críticos de cine una pequeña carta.


CARTA A LOS CRÍTICOS DE CINE EN PRENSA:

Ahora todos vienen con la autoparodia y con recordar Terroríficamente muertos. De verdad, críticos de cine, sois tontos. En realidad, más que tontos, atontaos. Que un demonio se ponga a bailar, que un travelling sea subjetivo o que se invoque a los demonios no significa autoparodia (el único guiño de verdad se encuentra en la frase de Justin Long: "Podemos ir a una cabaña que tengo en el bosque. Es privada y está rodeada de árboles"). Supongo que para hablar de Evil Dead 2 hay que haberla visto y no escribir de oídas, tontos.

¡Ah! Espera. A lo mejor dentro de 20 años, cuando se estrene una nueva peli de Raimi, Drag me to hell ya no será autoparódica. Seguramente será "una muestra del bello cine clásico que hacía Raimi hace un montón de años". Y por supuesto, mucho mejor que la película que Raimi estrene en ese momento.

Poca visión.

PD: Uy... adoro el humor negro. Y aquí, amigos míos, hay humor negro, negro, negro. Y la escena de la cabra me sigue produciendo espasmos.