Nos remontamos a hace algo más de 100 años, cuando los hermanos Lumiere vendieron por dos duros su invento porque, al fin y al cabo, “cuando pase la novedad, quedará relegado a una pequeña atracción en las ferias”.
Eso es lo que yo pienso de las tres dimensiones (y seguramente, me equivoco tanto como los Lumiere). Son divertidas, atrayentes, pero no dejan de ser un espectáculo de feria. Creo que, como el Blu-Ray, el 3D es un paso innecesario a la inmersión total. No hay nada en las tres dimensiones que me indique que es el futuro del cine. Sobre todo, porque estos días intentan vender la nueva tecnología como una magnífica forma de lucha contra el cine en casa. Pero la realidad es que películas como Luna Nueva o Paranormal Activity han dejado bien claro que hay un tipo de cine muy, muy barato, que arrasa en taquilla.
Y si bien las tres dimensiones son una forma de espectáculo divertido, el 90% de las películas (las que no son un espectáculo de aventuras) no necesitan una tecnología tan compleja. Quiero decir, espero que se sigan haciendo películas como Kramer contra Kramer o Los puentes de Madison, en donde las tres dimensiones no tienen demasiado sentido.
Por supuesto que Avatar (de la que después hablaré, ya que es el punto de partida de toda este texto) es un caballo de largo recorrido. Va a estar en primera posición durante semanas y va a hacer muchísimo dinero. De hecho, el largo recorrido es lo único que la va a hacer rentable, ya que ha salido al mercado con copias limitadas a cines seleccionados. Pero Cameron, que tuvo Titanic en primera posición durante meses, sabe que el camino es largo y no hay Sherlock Holmes que se meta en medio.
Dicho esto, Avatar entra en la historia del cine por su tecnología. No hace falta que sea una buena película para esto. Hay películas mediocres, e incluso muy malas, que son importantísimas en la historia del cine. No son elementos que tengan que ir dela mano. Por ejemplo, El cantor de Jazz, la primera película hablada que, sinceramente, es muy, muy mala.
Espero que el cine tridimensional sea una extensión divertida para ver las cosas en sala grande (porque la Playstation 3 va a sacar el próximo año la tecnología para ver 3D en casa, pero amigos míos, no es lo mismo), pero también espero que las películas aguanten perfectamente un visionado en 2D, o sea, que la película aguante por si sola, sin parafernalias.
¿Que qué me ha parecido Avatar? Avatar es muy buena. Creo que Cameron ha conseguido un espectáculo magnífico (y sí, estoy convencido de que es una película muy buena en 2D). Pero en contra de toda la fascinación que siente todo el mundo por Pandora, lo que realmente me gustan son todas las escenas en el campamento militar. O sea, la parte de los humanos. Me gustan los diseños modernistas de su maquinaria, el armamento, los decorados y mi adorada Sigourney Weaver.
Leo en Internet acerca de la debilidad de su guión, pero… no es que sea el guión de Casablanca, pero tiene su argumento muy clarito, no deja cabos sueltos y la historia en sí, no el guión, es magnífica.
Pero Avatar es visual y tal como dijo Brian de Palma, parece que los críticos de cine son (o somos, según se quiera entender) licenciados en psicología para estar todo el día hablando de personajes bien dibujados y cosas así. Y a veces uno está tentado de mandar todas esas patochadas a la basura y decir: me han cautivado las imágenes, me ha sobrecogido Pandora, me he divertido como un enano o, simplemente (y es el mejor halago que se puede dar a una película como Avatar) me he olvidado de que todo son efectos especiales, en realidad, me he dejado llevar por Cameron.
Avatar es una experiencia. No es (ni de lejos) una obra maestra, pero es un espectáculo de primera. James Cameron rueda la acción como pocos y tiene planos que valen su entrada.
PD: Y con todo el dolor de mi corazón, la banda sonora de James Horner es magnífica. Buena, buena.
Eso es lo que yo pienso de las tres dimensiones (y seguramente, me equivoco tanto como los Lumiere). Son divertidas, atrayentes, pero no dejan de ser un espectáculo de feria. Creo que, como el Blu-Ray, el 3D es un paso innecesario a la inmersión total. No hay nada en las tres dimensiones que me indique que es el futuro del cine. Sobre todo, porque estos días intentan vender la nueva tecnología como una magnífica forma de lucha contra el cine en casa. Pero la realidad es que películas como Luna Nueva o Paranormal Activity han dejado bien claro que hay un tipo de cine muy, muy barato, que arrasa en taquilla.
Y si bien las tres dimensiones son una forma de espectáculo divertido, el 90% de las películas (las que no son un espectáculo de aventuras) no necesitan una tecnología tan compleja. Quiero decir, espero que se sigan haciendo películas como Kramer contra Kramer o Los puentes de Madison, en donde las tres dimensiones no tienen demasiado sentido.
Por supuesto que Avatar (de la que después hablaré, ya que es el punto de partida de toda este texto) es un caballo de largo recorrido. Va a estar en primera posición durante semanas y va a hacer muchísimo dinero. De hecho, el largo recorrido es lo único que la va a hacer rentable, ya que ha salido al mercado con copias limitadas a cines seleccionados. Pero Cameron, que tuvo Titanic en primera posición durante meses, sabe que el camino es largo y no hay Sherlock Holmes que se meta en medio.
Dicho esto, Avatar entra en la historia del cine por su tecnología. No hace falta que sea una buena película para esto. Hay películas mediocres, e incluso muy malas, que son importantísimas en la historia del cine. No son elementos que tengan que ir de
Espero que el cine tridimensional sea una extensión divertida para ver las cosas en sala grande (porque la Playstation 3 va a sacar el próximo año la tecnología para ver 3D en casa, pero amigos míos, no es lo mismo), pero también espero que las películas aguanten perfectamente un visionado en 2D, o sea, que la película aguante por si sola, sin parafernalias.
¿Que qué me ha parecido Avatar? Avatar es muy buena. Creo que Cameron ha conseguido un espectáculo magnífico (y sí, estoy convencido de que es una película muy buena en 2D). Pero en contra de toda la fascinación que siente todo el mundo por Pandora, lo que realmente me gustan son todas las escenas en el campamento militar. O sea, la parte de los humanos. Me gustan los diseños modernistas de su maquinaria, el armamento, los decorados y mi adorada Sigourney Weaver.
Leo en Internet acerca de la debilidad de su guión, pero… no es que sea el guión de Casablanca, pero tiene su argumento muy clarito, no deja cabos sueltos y la historia en sí, no el guión, es magnífica.
Pero Avatar es visual y tal como dijo Brian de Palma, parece que los críticos de cine son (o somos, según se quiera entender) licenciados en psicología para estar todo el día hablando de personajes bien dibujados y cosas así. Y a veces uno está tentado de mandar todas esas patochadas a la basura y decir: me han cautivado las imágenes, me ha sobrecogido Pandora, me he divertido como un enano o, simplemente (y es el mejor halago que se puede dar a una película como Avatar) me he olvidado de que todo son efectos especiales, en realidad, me he dejado llevar por Cameron.
Avatar es una experiencia. No es (ni de lejos) una obra maestra, pero es un espectáculo de primera. James Cameron rueda la acción como pocos y tiene planos que valen su entrada.
PD: Y con todo el dolor de mi corazón, la banda sonora de James Horner es magnífica. Buena, buena.