27 septiembre, 2011

La saga galáctica con los ojitos de hoy

"Me dejé la Fuerza en casa, pero puedo poner una pose chula para la foto. Molo, ¿no?"

Aprovechando su salida en BluRay, he visto las seis películas de la saga galáctica en el orden impuesto por Lucas, o sea, he empezado por el Episodio I (La Amenaza Fantasma) y he terminado con el Episodio VI (El Retorno del Jedi).

Y me he sorprendido gratamente. En primer lugar porque me lo he pasado como un enano viendo las seis películas. Para ser claros, ni las tres primeras son tan malas ni las tres últimas son tan buenas (aunque conservan la magia de antaño).

Los cambios realizados por Lucas son bastante llamativos, pero una vez metidos en la historia, que salga un muñeco más o menos de fondo, pues sinceramente, no me molesta. Los cambios brutales, ya que hacía años que no veía la película y se han acumulado dos o tres versiones que no había visto, están concentrados en El retorno del Jedi, que para mí, es la más flojita de las seis películas (o por decirlo de otra forma, con la que menos me divierto). Y son cambios muy, muy malos: desde el número musical en el palacio de Jabba, que ahora es horrendo, pasando por la celebración de la victoria final, que ahora es completamente diferente, o el famoso “Nooo” de Vader, que no sólo es innecesario sino que, su silencio en aquella secuencia, era magnífico.

Por punto, cosas que me han gustado y cosas que no me han gustado:

La imagen:

He leído por ahí que el BluRay de StarWars no era un prodigio en cuanto a imagen y sonido. Error. Es difícil encontrarse ese nivel de detalles, de contraste, de claridad. Otra cosa es que, con buen criterio, hayan dejado alguna deformación de la película original, sobre todo, en los tonos azulados del comienzo de El imperio Contraataca. Eran así en origen y son así ahora. Una restauración fílmica nunca, nunca, nunca se hace para mejorar una película; se hace para poder ver la película tal y como se vio el día de su estreno. Ni más, ni menos.

El Guión:

La historia es muy buena. Desde las maquinaciones (complejas, complejísimas de entender) de Palpatine hasta el desenlace final. Noto cierto cansancio en la historia del Episodio VI, cuando en realidad, se trata de hacer exactamente lo mismo que en el Episodio IV (o sea, destruir la Estrella de la Muerte) pero con más medios tecnológicos.

Pero que la historia sea buena no significa que los diálogos también lo sean. En este punto, sólo se salvan los dos últimos episodios (que son los firmados con Lawrence Kasdan y que tienen diálogos absolutamente memorables).

En las cuatro restantes, hay diálogos firmados por Lucas que dan vergüenza ajena. Desde Natalie Portman confirmando su embarazo con la frase: “Algo maravilloso ha ocurrido” hasta las frases de Anakin para mostrar que Obi Wan le frena en su ascenso, “Todo es culpa de Obi Wan”. Pero sin dudarlo, la frase y la situación más ridícula la encuentro en la película original, en La Guerra de las Galaxias. Les aseguro que fue tal mi ataque de risa al escucharla que tuve que ver la secuencia un par de veces.

La situación es la siguiente: el Imperio está buscando los dos androides en Tatooine (un gran planeta desértico) porque tienen los planos de la Estrella de la muerte. Y en un momento dado, en pleno desierto, un soldado imperial se agacha y recoge una arandela metálica y dice: “Los droides han pasado por aquí”. Hombre, no. No me creo que C3PO y R2D2 vayan perdiendo arandelas por el desierto y menos que las encuentren los soldados imperiales en mitad de una duna.

En definitiva

George Lucas es la mente detrás de esto. Da rabia que sea tan grande para crear este Universo del que todos bebemos, plasmado en la pantalla por lo mejor de Hollywood, y sin embargo, tan corto de miras para no rodearse de un guionista de altura.

Asimismo, da rabia ver lo lejos que podía haber llegado con el personaje de Liam Neesom, que es buenísimo y lo mata al final del Episodio I.

Y por último, el director de cine, que en otro tiempo tenía pulso con la cámara, ahora muestra las escenas en planos medios, sin atisbo de creatividad narrativa. Nada que ver con el tour de force de Irvin Kershner en El Imperio Contraataca (hoy por hoy, la mejor película de las seis).

Terrible Jar-Jar, pero eso lo sabemos todos.

Pero lo peor es que con tanto esfuerzo por unir las seis películas, cuando las ves seguidas, te das cuenta de las mil y una lagunas que han quedado en el mar de nadie. Por ejemplo, la presentación de Yoda en el Episodio V es cómica, dando golpes a R2D2 con su bastón y robando comida a Luke. Antes funcionaba, pero ahora que sabemos como es Yoda, con tanto poder y tan serio… pues la escena no funciona. Además, ese juego de intriga hasta que Luke descubre que es Yoda ya no tiene sentido.

Y por supuesto, la gran revelación de padre e hijo ya no es tal para el espectador, sólo para el personaje y, por tanto, la fuerza que tenía ese final ahora es inexistente.

Pero entre miles de pequeños errores (a los que Obi Wan argumentaría “desde cierto punto de vista”) hay uno que destaca sobre manera:

Luke y Leia se reúnen para hablar a solas. Y Luke, que ya sabe que ella es su hermana, le pregunta: “¿Te acuerdas de tu madre? ¿De tu madre biológica…?" Y Leia responde: “Sí, murió cuando yo era muy pequeña. Recuerdo que siempre estaba triste…"

La fuerza es intensa en Leia. Son muchos recuerdos sobre una madre que murió en el parto al dar a luz a los mellizos. Eso sí tiene mérito y no lanzar una manada de soldados por el aire con un movimiento de mano.

Independientemente de todo esto, ¿me lo he pasado bien viendo las películas? No. Bien no. Me lo he pasado en grande. Como un enano.

20 septiembre, 2011

EMMY 2011

Aquí os dejo una pequeña selección de la noche de los Emmy 2011, que se resume en tres buenos vídeos. 

El primero es el número de apertura de Jane Lynch, que no es tan bueno como otros años pero tiene gracia. El segundo es la espectacular e hilarante aparición de Ricky Gervais en diferido (porque tras los Golden Globe no le dejan presentar en directo) y por último, un merecido homenaje a The Office, con la famosa oficina llenándose de personajes de otras series.


19 septiembre, 2011

Spielberg y las malas influencias


Spielberg ha tomado muy malas decisiones en los últimos años. Y es ahora, en el marco de la celebración de los 30 años de En busca del arca perdida, cuando se ha puesto a analizar sus últimos años de carrera junto a un gran número de espectadores -en una especia de Preguntas y Respuestas cada vez más habitual por aquellos lares.

Prácticamente todos los directores de cine jóvenes hablan de la increíble influencia de Spielberg en su obra. Sin embargo, Spielberg ha estado influenciado, dura e indignamente, por su eterno amigo George Lucas (que una vez más, es el malo de la película).

Por culpa de Lucas, el guión del último Indiana Jones es el más flojo. El que una vez fuera productor y gran creador de ideas dio luz verde a un guión completamente diferente del que quería el director y el actor Harrison Ford. Y por aceptar este guión impuesto por Lucas, Spielberg ha dado muestras de arrepentimiento. Cuando alguien del público le preguntó por una nueva película del arqueólogo, el director dijo: "Debes ser el único que le apetece una nueva aventura tras la película que hicimos". Por su parte, Harrison Ford comentó que aceptaría encantado "siempre y cuando, Indiana no termine en Marte"

Lo curioso de esta historia es que, según testimonio de Spielberg y Ford, existía un buen guión para el Dr. Jones escrito por Frank Darabont. De hecho, la pre-producción de la película se puso en marcha bajo los mandatos de este guión que, a los pocos meses, fue eliminado por Lucas, única persona a la que no le convencía nada lo escrito por Darabont.

Y es que la influencia de Lucas sobre Spielberg, en los últimos años, ha resultado nefasta. Spielberg reconoce que la peor idea que ha tenido fueron los cambios efectuados en E.T. "Fueron una completa equivocación. La gente recordaba otra película. Y cuando alguien me pregunta si debe ver la antigua o la moderna, siempre contesto que la antigua es la buena".

Para los más desmemoriados: en la versión moderna, la cara de E.T estaba generada por ordenador, se insertaban algunos planos de cuerpo completo (incluso al principio de la peli, cuando en teoría no se debía ver a E.T.) y se cambiaban las armas de los policías por walkie-talkies.

"Nunca más cambiaré algo de las películas que están terminadas" - confesó al celebrar los 30 años del Arca. "Cada plano, cada efecto, pertenece a unos años, a un momento concreto... y eso no se debe cambiar porque pertenece a la memoria del espectador".

Y entonces, una persona del público le dice a Spielberg: ¿Podrías hablar con Lucas sobre esto?

- ¡No! Con George no se puede hablar de estas cosas.

Parece que con los años, Spielberg recapacita. Confiesa que cuando salga el BluRay de E.T. lo hará en su versión antigua. Y va a intentar por todos los medios que el extraterrestre generado por ordenador caiga en el olvido. Y yo me alegro por ello.

13 septiembre, 2011

Cheers es Chirs

Soy doctor porque tengo gafas

Nunca comprendí que David Hasselhoff fuera un ídolo de quinceañeras. Su pelo era una especie de Skotch-Brite y sus tetas colgaban a la altura del ombligo, haciendo que sus corridas playeras (de correr, se entiende) fueran más ambiguas que las del futuro hombre, Pamela Anderson. Y sus mejores alter-ego en pantalla han sido, por este orden: un coche parlanchín, una especie de patinete rojo que flota en el agua y una hamburguesa.

El otro día leí que una de las actuaciones musicales más emotivas de la historia es la de David sobre una grúa (literalmente) el día que tiraron el muro de Berlín. Esto indica que la población alemana, además de vestir con chanclas y calcetines, tiene un serio problema con sus gustos estéticos.

No quiero tocar la fibra sensible de nadie, pero Vacaciones en el mar también era una suplicio. Sí, era una serie preciosa, con su barco y su tripulación en pantaloncito corto, haciendo grandes despedidas con confeti y serpentinas. Tenía un camarero negro, como mandaban los cánones, y un doctor con unas gafitas que denotaban inteligencia. Y aunque todos soñábamos con subir a ese barco, la serie destacaba por sus impresentables transparencias mal hechas. Porque en algún momento de todos los episodios, había una conversación nocturna en una barandilla con vistas al mar, siempre con la misma luna, preciosa, y los protagonistas con unos espectaculares vestidos de noche.

Lejos de chocar contra icebergs, tener problemas con el motor, ir con trajes desgastados por el trabajo o estudiarse las cartas marítimas, los verdaderos problemas de los trabajadores del barco se centraban en solucionar los avatares amorosos de los pasajeros. Era un poco como Jessica Fletcher, a la que nadie debería invitar a un evento: si tu matrimonio se rompe, sube al barco del amor que el doctor, el camarero y la sobrina del capitán tienen mucho que aportar a tu relación.

A lo que voy es que, por mucha nostalgia que tengamos, es difícil ver una serie de televisión de hace unos años. El producto era mucho más endeble que el cine (el cine de los 70, por ejemplo, hoy día se consume sin sufrir ningún tipo de vergüenza ajena). Pero volver a ver El gran héroe americano o Falcon Crest es toparse de frente con tu infancia… ¿y para qué vamos a hacerle eso al niño que llevamos dentro?

Esta semana se ha estrenado Cheers, el remake español. Yo, que siempre fui un fanático de Cheers hasta me compré la primera temporada en DVD… y mira, la serie está bien, pero cuando uno ya ha vivido el humor de Friends e incluso de Frasier, como que... lo de antes ha quedado un poquito anticuado, lentorro. Tiene sus momentos, pero desde luego, no es para hacer una de esas jornadas maratonianas nocturnas que hacemos los frikis con las series de televisión desde que Internet es Internet.

Y nosotros, los de sangre española, con bastante valor, hemos comprado 50 ó 60 guiones y los hemos adaptado. Hemos puesto nombres españoles, decimos tacos y, lo más importante, hemos roto el ritmo y el timing de los americanos. No digo yo que los guiones, por el año en que se hizo Cheers, sean el novamás del ritmo, pero lo que vi el otro día en televisión no tenía mucho sentido.

La televisión ha evolucionado de forma tan absolutamente feroz que comprar episodios de una serie de los 80 para rehacerla me parece una lamentable pérdida de tiempo. En España tenemos guionistas tremendos para hacer series de humor: hay episodios de Aquí no hay quien viva que parecen sacados de la pluma de Francisco Ibáñez (los reponen tanto a la hora de mi cena que, finalmente, me los sé de memoria), y supongo que tienen su público… pero lo de Chirs es incomprensible.

Claro. Es el primer episodio y los actores no han pillado el punto a sus personajes. Es normal que Resines haga del Sr. Serrano (mientras no aparezca su hijo cantando por ahí, todo va bien), que Pepón Nieto haga de policía buenazo y Alberto San Juan siga buscando el anillo de boda de su amigo Karra.

Con el tiempo, el Chirs español tendrá gracia. No lo dudo. Irán amoldando los guiones hasta conseguir que cada actor tenga clavado a su personaje. Se alejará de la serie original y nos olvidaremos de que se basa en un clásico ochentero. O sea, se convertirá en Los Serrano, pero sólo con el decorado del bareto. Eso sí, la canción es la misma y los americanos recibirán unos royalties.

Rehacemos Cheers, Las chicas de oro, Betty la fea… pero nadie tiene el coraje de rehacer Dr. Who o Expendiente X… ¿Y saben qué? Pienso que Se ha escrito un crimen sería un vehículo perfecto para Lola Herrera; El coche fantástico para Juan José Ballesta… ¿por qué no? Puestos a hacer el tonto, propongo el remake de Vacaciones en el mar… por ejemplo, El Barco del Prestigio… uy, un nombre perfecto para una serie española: Prestige Boat. Tan negro como Chirs.

12 septiembre, 2011

Cliff Robertson


Desde que escribo en este blog hace ya más de cinco años, siempre he intentado no convertir estos post en un obituario. En realidad, pocas veces he escrito sobre actores, directores o músicos que acaban de morir. Pero mucho me temo que Cliff Robertson no va a tener grandes titulares en los periódicos ni noticias televisivas. Y para muchos jóvenes, es simplemente el tipo que hizo de Tío Ben en Spiderman.

Pero Cliff Robertson era un actor de carácter. Un buen actor con una filmografía bastante mejorable. Ganó un Oscar por Charly, una película lamentable. Por ser benevolente. Pero era una de esas presencias, como la de Roddy McDowall, siempre agradables de ver y que daban personalidad a las películas. 

Y en mi mundo particular, es el protagonista de esa obra maestra (según el día que la vea: a veces mejor, a veces peor) de Brian DePalma: Obsession

Por último, Cliff es el vivo ejemplo de lo que puede pasar en Hollywood cuando denuncias a tu jefe. Concretamente, al de Columbia Pictures, por falsificar la firma del actor en un cheque. No sé que pasó en el juicio ni a donde fueron a parar esos miserables 10.000 dólares. Lo que si sé, es que Robertson estuvo vetado en Hollywood tropecientos años. Y así no hay forma de hacer carrera.

09 septiembre, 2011

MISFITS

Misfits es una buena serie. De la BBC, con pocos episodios en sus dos temporadas (seis y siete respectivamente) y realizada con cierto gusto y guiones muy cuidados. Y es para frikis de la ciencia-ficción. 

Cinco jóvenes comienzan su primer día de labores sociales como castigo por un delito que han cometido. Una tormenta extraña les pilla de sorpresa y cada uno de ellos adquiere un poder. La gracia (pero la serie no es, ni mucho menos, de humor) está en que los chicos que adquieren los poderes son delincuentes juveniles y que esos poderes, como uno de ellos dice, "no son de Clase A, como volar y cosas así", sino más bien terribles -una de ellas puede "oír los pensamientos" lo que, básicamente, le destroza la vida.

La serie es muy curiosa por bastantes motivos (motivos que hacen imposible un remake americano). El primero es que los personajes son conflictivos de verdad, no como los personajes de las series americanas que "tienen giros con corazón", para que te encariñes.

No, aquí hablamos de un depravado, que no duda en meter mano a una mujer inconsciente por el alcohol... hablamos de un tipo que ni en las situaciones más serias puede dejar de decir chorradas que te enervan... y todo esto, con un lenguaje muy, muy coloquial y unos acentos británicos muy cerrados que delatan el estatus social de cada uno.

Los personajes no se convierten en superhéroes, ni ayudan al prójimo ni nada que se le parezca, sino que se meten en tantos problemas que utilizan sus poderes para salir de ellos. Además, ni sus soluciones son las mejores ni los utilizan en los mejores momentos.

Por esos pequeños detalles, la serie (que ni de lejos es una obra épica que debamos ver sí o sí) me tiene cautivado. 

Cuando aceptas a los personajes tal y como son, la trama es insignificante. Son ellos los que te sorprenden con su forma de actuar, con su forma de hablar, de relacionarse, de empeorar las cosas cuando pueden mejorar. Como decía Hitchcock, el truco está en meter un acontecimiento extraordinario en el mundo normal que conocemos y que todos identificamos. Y aunque estos chicos tengan poderes con los que cualquier persona podría cambiar las cosas, para ellos es una carga muy difícil de llevar.

04 septiembre, 2011

Obra maestra de la Streisand


Acostumbrados como estamos a decir que cualquier cosa del pasado siempre es mejor, que aparezca en el mercado un disco como What Matters Most, dedicado por Barbra Streisand a sus letristas por excelencia, los grandes Marilyn y Alan Bergman, es un auténtico lavado de cara.

Que la Streisand tiene discos grandiosos lo sabemos todos, pero que últimamente está un poco vaga (hum... el amor) y sólo saca recopilaciones y recopilaciones, conciertos en donde siempre canta A new World y Somewhere... y que lo poco que ha hecho original no llega a la altura de su trabajo de hace un par de décadas... bueno, todo eso no hacía presagiar nada bueno y mucho menos, esperar con ansiedad sus nuevos trabajos. 

Y ahí es donde me ha pillado por sorpresa, porque este disco es una obra maestra. Una maravilla. Un trabajo superior.

El disco se puede conseguir con las diez piezas grabadas para la ocasión o en una edición de lujo con otro disco más con algunas de las canciones de los Bergman que la Streisand ha cantado a lo largo de su vida. Como nos conocemos todos y aquí no compra un disco ni Dios, pues recomiendo descargarse el de lujo, aunque tarde unos segundos más en bajar.

De todas maneras, comprarlo es una buena idea. Primero, porque está magníficamente editado con un libreto de 24 paginitas muy curioso y, segundo, porque hay tan pocos discos realmente buenos que este, concretamente, merece la compra.
En los comentarios del anterior post, Anónimo Tranquilo ya comentaba The Windmills of your life (del gran Michel Legrand) en una versión de piel de gallina. Sin embargo, hay dos piezas de dos compositores que me llegan al corazón: The Same Hello, The Same Goodbye y Alone in the world.

Las dos canciones tienen una larga historia. 

La primera de ellas es de John Williams cuando firmaba como Johnny Williams. La compuso expresamente para Frank Sinatra, pero Frank no creyó que era lo suficientemente buena para grabarla (hasta Williams tiene un pasado...)

Para los amantes de John Williams siempre ha sido un tema espinoso acceder a esta canción, hasta que hace pocos años la grabó Michael Feinstein en un álbum dedicado a Sinatra. Cosas que pasan. Ahora, la Streisand la convierte en clásico.

Alone in the world es del gran Jerry Goldsmith. Una canción con el tema principal de La Casa Rusia (y durante años, muchos hemos hablado de este tema como uno de las mejores canciones de la historia, tristemente olvidada por lo malita que era la película).

Esta banda sonora de Goldsmith es, en sí misma, una rareza, porque esta melodía iba a salir en otra película con anterioridad, Alien Nation, pero se hizo un cambio de compositor a última hora y Goldsmith se quedó tirado.  Con el tiempo, decidió usarlo en La Casa Rusia.

Pues eso, mucho compositor de cine, mucha sorpresa y mucho talento en el último disco de la Streisand. No se tomen este post como una crítica positiva sino como un consejo de amigo. Este CD hay que tenerlo en casa. Y escucharlo con calma.

Alone in the world:

02 septiembre, 2011

La depresión de Leia y el quejido de Vader


Está Internet que trina con la edición en BluRay de la saga completa de La guerra de las galaxias porque Lucas ha vuelto a modificar algunos planos. Pero no se ha limitado a mejorar algunos efectos especiales sino, como en el caso del disparo de Greedo a Han Solo (en la versión original, Han Solo le mataba de un disparo a sangre fría y en los cambios, Greedo dispara primero, eliminando cualquier mancha de culpabilidad sobre Han), ha hecho algún cambio sustancial a la película.

Lo que parece que más ha molestado es el final de El Retorno del Jedi, en el momento que el Emperador está haciendo sus extrañas descargas sobre Luke y Vader mira impasible. Lucas, en un alarde de psicología, ha añadido un grito de “Nooooo” sobre la cara de Vader (cosa que es sencilla porque, básicamente, Vader no mueve la boca para hablar).

Y en Internet, directamente, ponen a Lucas a parir.

Mi visión, sobre todo esto de los cambios, es muy diferente a la que tenía hace unos años, en los que estaba enfadadísimo con tanto cambio (sobre todo, las partes que suprimen parte de la banda sonora de Williams) pero la realidad es que a principios de siglo, Lucas tuvo la decencia de editar las películas originales en DVD (sin ninguno de los cambios posteriores). Hecho esto, ahora me hace gracia ver las modificaciones que va realizando poco a poco.

Y los seguidores de Internet, para ser sinceros, son raros. Se vuelven locos si Lucas cambia algún plano y, al mismo tiempo, pagan dinerales por montajes alternativos que, en sus palabras, mejoran las películas. Pero no está de más recordar que George Lucas, en la difícil época en que se coloreaban las películas en blanco y negro, escribió un duro manifiesto completamente en contra de la alteración del celuloide. Creo que ahora utiliza esta carta como papel higiénico en la ILM.

Lo que de verdad me molesta es comprarme las películas en VHS, en DVD, en Pack, con extras mejores, con extras más largos y ahora, en BluRay con tropecientas mil horas de documentales. Me da la sensación de que Lucas y Lloyd Webber podrían vivir una vida decente con la inversión que realizo en ellos. Pero uno no es de piedra (bueno, soy bastante débil) y estoy deseando que pasen estos diez días para hacerme con mi pack completo de La Guerra de las galaxias.

En otro orden de cosas, si hay un documento cinéfilo por excelencia que todos deberían ver es La verdadera historia de la Princesa Leia. En él, en una especial One Woman Show, Carrie Fisher desgrana uno a uno  todos sus problemas, desde ser hija de Debbie Fisher hasta casarse con Paul Simon, de qué se siente siendo la Princesa Leia y estar internada en un psiquiátrico. Todo realizado con un humor bastante macabro en el que no sabes si reír o llorar. Un ejercicio que debe ser bastante duro para la actriz y del que sale completamente victoriosa.

No está de mas recordar que Carrie Fisher no es no sólo la princesa Leia sino una doctora de guiones con mil trabajos sin acreditar. Esto es, cuando un guión tiene problemas en Hollywood y necesita unos retoques, una de las negras en la sombra es Carrie Fisher. Además, su libro (y posterior película) Postales desde el filo, narraba con soltura su complicada relación con su madre (que estaba tan dulce con su chubasquero amarillo en los créditos de Cantando bajo la lluvia).

No está editado en España y me temo que la única forma de verlo es mediante descarga. Pero es fácil de encontrar y con magníficos subtítulos en español.

PD: Recibo con júbilo la noticia de que la nueva obra de Polanski ha sido recibida con sonoros aplausos en el Festival de Venecia. Hoy por hoy, mi director de cine favorito sin ningún género de dudas.

El quejido de Vader:

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