23 noviembre, 2011

Jerry Goldsmith y el Juez Dredd



Mi pasión por Jerry Goldsmith empezó hace más de 25 años. Junto a Williams, Herrmann y Elmer Bernstein, ha sido uno de mis músicos de cabecera. Uno de esos que, con quince años, no paras de escuchar hora tras hora, repitiendo el corte de los Main Titles y, literalmente, desgastando el Vinilo.

Y estos días ha vuelto a ser noticia porque un sello discográfico, por fin, edita Gremlins, una de las bandas sonoras más buscadas por el aficionado durante años y que parecía que no iba a editarse nunca. Y ya se sabe, ya que la compras por Internet y debes pagar mensajería... que en vez de uno me traigan tres discos.

Pero los que no estáis muy metidos en el mundo de la música de cine no sabéis dos cosas importantes sobre Goldsmith:

1.- Os conocéis al dedillo una pieza compuesta por Goldsmith. No me refiero al principio de Desafío Total con que Canal+ ha deleitado a los amantes del fútbol durante años, sino al famoso logo de la Universal. En mi casa, hasta mis hijos hacen el “chan-chan” donde corresponde.


2.- Más curiosa es la historia de la película de Juez Dredd (por cierto, el grado de virtuosismo de Goldsmith va emparejado a la mala calidad de las películas a la que estuvo ligado. No sé si está relacionado con su agente o simplemente le apetecía poner la música a películas como Rambo, que por cierto, tiene una banda sonora estupenda).

Juez Dredd, desde el principio, tuvo muchos problemas de post-producción y se alargó en el tiempo mucho más de lo previsto. En ese recorrido, el compositor asignado el proyecto, el joven David Arnold, fue retirado por motivos de producción (dicho de otra forma: el director quería contar con él pero el productor, no). Y su puesto lo ocupó Goldsmith, que a finales de lo 80 y principios de los 90 era uno de los compositores con la agenda más estresante.

Y Goldsmith jugueteó con la banda sonora pero no llegó a grabar nada para la película. Los retrasos eran tan brutales que, finalmente, tuvo que retirarse a componer Congo (con sus monitos) y Primer Caballero (aquella cosa de Richard Gere, vestidos con trajes bonitos y melenas al viento). Su puesto en Juez Dredd lo cogió Alan Silvestri.

¿Qué queda de todo aquella etapa Goldsmith en la película? Pues queda una pieza de un minuto que es una obra maestra. Una de esas que la oyes sólo una vez y se queda de por vida en la cabeza: la música del trailer de Juez Dredd. No sólo es una pieza codiciada por cualquier coleccionista de cine sino que es uno de los temas de conversación recurrentes cuando a uno le pica el gusanillo del amor por la banda sonora.

Con la aparición de Internet, este minuto de gloria se puede conseguir en cualquier sitio… pero cuando yo estudiaba en la Facultad, este tema era casi una leyenda urbana. Y por supuesto, la conversación sobre la música del trailer de Juez Dredd siempre termina de la misma manera: ¿te imaginas que Goldsmith hubiera seguido desarrollando este tema en toda la banda sonora? 

EL MINUTO DE GLORIA:
 

21 noviembre, 2011

El Tintín de Spielberg


Brevemente.

La película de Tintín es grande. No por su animación (definitivamente, no por su animación), ni por los actores, ni por Spielberg (que como siempre, está grandioso), ni por la magnífica banda sonora de John Williams, ni siquiera por Hergé. Tintín es grande porque su guión es una genialidad y porque tiene un diseño de producción de quitar el hipo.

En estos días se ha comparado a Tintín con Indiana hasta la saciedad, y es cierto que la planificación, los decorados, las persecuciones… todo tiene un halo a la gran aventura que teníamos olvidada. Una proyección de Tintín en sala grande nos lleva al cine de hace 20 años (por no remontarnos a Douglas Fairbanks).

En realidad, poner en marcha una película tan compleja como esta sólo se puede hacer cuando la estructura del guión es férrea. La diferencia entre Disney y Pixar con el resto de las compañías de animación se basa, casi exclusivamente, en los guiones perfectamente trabajados y acabados (y eso que Disney acusa desde hace años la falta de una cabeza visible tipo Howard Ashman, al que la historia todavía no le ha hecho justicia. Es difícil que sin un tipo como Ashman volvamos a ver algo del nivel de La Sirenita, La Bella y la Bestia o El Jorobado de Notre Dame, que dejó medio escrita aunque la producción empezó con Ashman ya fallecido).

Además del guión, la gran ventaja del Motion Capture es la auténtica libertad que tiene Spielberg para narrar. En otros directores ni nos daríamos cuenta, pero con él, sí. Y una buena narración de Spielberg es similar al uso de las palabras en un escritor. Las cosas se pueden decir de mil maneras, pero invariablemente, hay una que te deja noqueado en la butaca: por la precisión, por la selección espacio-temporal, por la imaginación, por los detalles… Y Spielberg, independientemente del planazo de tropecientos minutos - toda una persecución infinita sin cortes- tiene sus momentos en los pequeños detalles como las panorámicas sobre las maquetas, la batalla naval – que es una de las más bestiales jamás presenciadas en una pantalla de cine- o en el movimiento de personajes dentro del mismo plano.

Además, Spielberg no se deja amedrentar por la nueva técnica. Es una película de primeros planos, de miradas… utiliza su técnica con la misma precisión que el carterista que roba las carteras. Tintín, independientemente de su carrera comercial, se merece unas cuantas películas más -y además, en este sentido, salen ganando: da igual que los actores envejezcan.

Y nuestro querido Williams, que el año que viene cumple 80 años, es como un niño con batuta nueva. Siempre joven. Siempre genial.

11 noviembre, 2011

PRIMEVAL


No saben lo que me gustaría hablar de Hitchcock o de Cukor en este blog, pero en los últimos tiempos me he enganchado a una serie de películas y series malísimas. No es que sea un sufridor, es que aunque objetivamente son malas, yo paso un rato entretenidísimo viendo como la gente salta y hace cosas raras. Y aunque he intentado valorar esta disposición mía a ver, de repente, películas de Jet Li o series como Primeval, no le encuentro una explicación razonable más allá de la evasión pura y dura.

Primeval es, se supone, una serie juvenil. Una de esas de sábado por la mañana para espectadores de 14 años. Y asumiendo que ese público a esa hora tiene resaca, decidí darle una oportunidad en cuanto leí la sinopsis.

En realidad, leí cuatro cosas que me llamaron la atención:

1.- Los protagonistas pelean con dinosaurios.
2.- Se abren brechas temporales. Ya lo saben, si se habla del tiempo y se crean realidades paralelas y paradojas temporales, es una serie para mi. Es un tema que me apasiona.
3.- Cuando viajan al pasado, el rodaje se ha hecho en Gran Canaria, por lo que entre dinosaurios, se distingue el Roque Nublo.
4.- El título de la serie. Podemos llamarla Primeval, pero en España se le conoce como Mundo Primitivo. No contentos con este título, también se le conoce como Invasión Jurásica. ¿No es apasionante tanto título para una serie tan pequeñita?

Tres veces he estado a punto de dejarla, pero cuando tomo la decisión, la serie hace un giro dramático espectacular (como sólo los ingleses saben hacer). Y así estoy, en la cuarta temporada en apenas diez días (cada temporada son sólo seis o siete episodios).

¿Por qué me gusta? Para empezar porque las tres primeras temporadas se han realizado en Londres y sale la ciudad preciosa. La cuarta (que tuvieron muchos problemas para financiar y salió casi de casualidad tras un serio movimiento internauta pidiendo más capítulos) se rodó en Irlanda y la quinta temporada, todavía no lo sé, aunque intuyo que Andorra o un sitio baratito.

La historia se centra en algo llamado "Anomalías". De vez en cuando surge una especie de agujero espectral que comunica nuestra época con diversos períodos del planeta y por allí, se cuelan bichos. La gracia está en que detrás de esta serie se encuentra el equipo inglés que hizo Caminando con Dinosaurios (supongo que para sacarle rendimiento a los efectos especiales) por lo que las bestias son reales (o por lo menos, como dice uno de los protagonistas "se supone que son así por los estudios hechos en un hueso que tiene millones de años").

Los personajes son muy buenos y en ellos se sostiene toda la estructura: una zoóloga especializada en reptiles, un profesor de Paleontología, un estudiante de dinosaurios y un militar. Pero estos cuatro van cambiando a lo largo de la serie.

Spoilers (aunque si ven los carteles de las diferentes temporadas queda todo muy clarito): cuando digo que van cambiando los personajes es porque no he visto jamás una serie en donde se cepillen a tanta gente. Quiero decir, como en Psicosis, en un episodio absurdo muere el protagonista, en otro se cepillan a uno de los jóvenes y así la serie va renovando caretos poco a poco. Pero no lo hacen en el último episodio de temporada, sino de sopetón...

¿Esto que provoca? Que pases auténtico terror cuando ataca un bicho, porque en este serie, los protagonistas SI mueren. Por si fuera poco, cuando pasa algo inesperado en el pasado, el presente cambia y los protagonistas de la serie tienen otro nombre y otro pasado. Este cambio sólo lo conoce la persona que ha hecho el viaje temporal y termina por ser desesperante.

Entre tanta sorpresa temática están los bichos: algunos parecen un dibujo animado, pero según van pasando los capítulos, empiezan a ser realistas y memorables. Y la estructura es tan simple, o sea, aparece un bicho y todos van a cazarlo, que los episodios son una especie de gran persecución durante cuarenta minutos.

Y con todas las carencias de la serie, que las tiene y gordas, estoy deseando llegar a casa para saber que pasa con la línea temporal, con el tipo que se ha quedado atrapado en el Cretácico y con que bicho aparecerá en el episodio de hoy.

Como un niño.

Por cierto, en el aspecto musical es, sencillamente, magnífica.

07 noviembre, 2011

Hermanos de Sangre

Es difícil hablar de esta serie, sobre todo, porque creo que soy el único ser viviente que no la había visto. Subsanado ese tema, estoy alucinado con Hermanos de Sangre.

Hasta hace pocos días, esas caras, las de la foto, no eran más un grupo de soldados y un buen logo para Band of Brothers, pero tras el visionado, podría contar las vivencias de cada uno de ellos. Y es complicado, porque son un montón de personajes. Te encariñas tanto de algunos de ellos que ver a las personas reales en las que se basa la historia recogiendo un EMMY a la mejor Miniserie de Televisión puede ser muy emocionante.

Pero quiero apuntar dos cosas que apuntan a la maestría del episodio 9, el llamado Why We Fight. En primer lugar, el descubrimiento de los campos de concentración. Estamos tan acostumbrados por el cine a ver la perspectiva de los judíos, como todo se va degradando hasta límites completamente infrahumanos, que verlo desde la perspectiva de los soldados ha sido toda una sorpresa.

Tras dos años luchando, ningún soldado de la Easy Company tiene ni idea de lo que es un campo de concentración. Están demasiado ocultos. Sólo cuando la guerra está llegando a su final, es factible encontrarse con ellos. Las caras de los soldados cuando entran por primera vez vale por la serie entera: sin diálogos, algunos apartando las miradas, otros tapándose la nariz, otros directamente en estado de shock. Tras toda la mierda que han vivido (y que nosotros hemos presenciado en primera fila) es difícil pensar que se van a sorprender por algo, pero esto supera todas las expectativas.

Por otra parte, en ese mismo episodio, se da uno de esos planos secuencia que me vuelven loco. Realmente bien enlazado por la figuración, es uno de esos comienzos que te dejan atado a la butaca: el final de la guerra está cerca y en los pueblos, los alemanes comienzan la limpieza bajo la atenta mirada de los soldados americanos. Empieza con un plano detalle de un violín y... 

Hasta el minuto 2:10, después salta a otra escena...

04 noviembre, 2011

¿Puede Andy Serkis ser nominado a los Oscars?


Andy Serkis es el actor detrás del papel de Caesar en Rise of the planet of the Apes.

La pregunta del título no plantea el dilema al que se enfrentan los académicos a la hora de concretar un premio a una actuación realizada con Motion Capture, sino que la planteo más como un dilema moral. Me explico:

Todos sabemos que los Oscars son premios que Hollywood se concede a sí mismo (por mucho que de vez en cuando, un europeo gane un premio). Y cada pocos años, la cantidad de premios a entregar va creciendo o decreciendo, según la moda. 

En el pasado, se han entregado premios por efectos especiales de maquillaje, por banda sonora de canciones, por bandas sonoras adaptadas... Y de hecho, en la actualidad sigue vigente el tema de la mejor película de animación porque un año coincidieron cuatro o cinco obras maestras del cine en formato animado. Y esto NO me molesta, pero me perturba cuando coinciden cinco películas que, claramente, no valen la pena.

Cuando se crea un premio nuevo, normalmente, es porque hay mar de fondo. Por ejemplo, cuando se separó el premio de la banda sonora por algo tan subjetivo como "Mejor banda sonora de comedia" y "Mejor banda sonora de drama", lo que se trató es de premiar a un compositor que no fuera Alan Menken, que tras Sirenitas, Bellas, Aladinos y Jorobados, se llevaba la estautilla todos los años.

Y este año se habla de nominar a Andy Serkis por su papel de Caesar en Rise of the planet of the Apes. Incluso yo, en un momento de debilidad, he defendido esa posibilidad... pero ahora no lo veo claro.

Ya sabemos que la frontera entre personaje y actuación no está bien definida. Que lo que muchas veces creemos que es un actor brillante, en realidad es un personaje brillante. No dudo que Tommy Lee Jones está fantástico como detective que busca a Harrison Ford en El Fugitivo, pero es que el personaje era fantástico. Y todos hacemos bromas con eso de las personajes con problemillas evidentes: los premios van a tartamudos, autistas, cojos, locos...

Pero la Academia de Hollywood ha sido, hasta ahora, bastante inteligente a este respecto: no nominaron a Robin Williams por su magnífica interpretación del genio de Aladino, ni a Tom Hanks por su encarnación de Woody en Toy Story. Y si me apuran, yo no puedo olvidar del magnífico Tom Hulce en El Jorobado de Notre Dame.

Al grano: nominar a actores por papeles realizados con Motion Capture, en estos momentos, no lo veo adecuado. Porque aunque Hollywood nos venda que la animación y el Motion Capture son diferentes conceptos por la esencia de las actuaciones, la auténtica verdad es que la carga de postproducción es vital para la creación del personaje y además, incontrolable.

Por ejemplo, sabemos que Spielberg, venda como se venda, es muy maniático. Estoy convencido (pero, por supuesto, son sólo conjeturas) que viendo el resultado de los planos de Tintín, habrá interferido en las actuaciones: "hummm.... esta expresión de Haddock la quiero en el otro plano..." "Humm... que este personaje no levante el brazo, que lo deje fijo en la cintura".

No hay que ser un experto de 3D Studio o de After Effects para darse cuenta de que una vez que se han capturado todos los movimientos en el ordenador, el equipo puede respetar la actuación o puede NO respetar la actuación (¿de verdad creen que el perro real que hace de Milú ha hecho todo eso?).

En cualquier caso, demasiadas personas trabajan sobre una actuación en concreto y no me parece procedente nominarlo. Pero es evidente que Cesar, el personaje, se merece un premio y propongo que la Academia haga eso que hace tantas veces: dar un premio especial. Lo hicieron con La Guerra de las Galaxias cuando no había premio a los mejores efectos visuales.

La Academia no puede ir por delante de la industria: no debe premiar Motion Capture cuando apenas hay dos o tres películas con este sistema. Los presupongo con más experiencia que en España, donde premiamos labores invisibles para el espectador, como el Director de Producción (para que me entiendan, la persona que mejor ha dirigido un rodaje).

Si en momento dado, Hollywood le dio un Oscar de pocos centímetros a la pequeña Shirley Temple, ¿por qué no hacer uno peludito para Serkis?

PD: ¿Volverá la doble nominación para John Williams? La banda sonora de Tintín es apoteósica, compleja pero apoteósica. Y los cortes que he escuchado de War Horse prometen un clásico de Williams. Con 80 años, sigue siendo el rey.