28 febrero, 2012

Oscars 2012: la pierna de Angelina Jolie

  

Recuperado el sueño de pasar en vela la noche del domingo, ahí va mi crónica sobre los Oscars 2012: La gala fue rápida y corta pero fue aburridita.

Y con eso termino la crítica de la gala, ahora vamos a hablar de los pequeños detalles: 

Billy Crystal: Crystal es un valor seguro, pero este año, teniendo sus momentos divertidos, estuvo flojito y muy políticamente correcto. Como siempre, sus mejores momentos son frases inspiradas que surgen casi improvisadas y eso se nota. El guión, la canción del comienzo y la lectura de pensamientos estuvieron muy por debajo de su tónica habitual. Y aún así, como valor seguro, solté algunas carcajadas.

La cara de Billy Crystal es otra cuestión. Su cirujano le ha hecho un flaco favor y cada vez más, el cómico parece un muñeco de trapo. Una pena porque Crystal nunca se ha ganado la vida gracias a su físico.

Los Premios: Pocas sorpresas aparentes. Todo en su sitio y las casas de apuestas tranquilas. Sin embargo, a mi me parece que no han estado acertados (aunque esto no me altera en absoluto. La experiencia como espectador y seguidor de los premios ya me dio bastantes palos en mi juventud). Creo que The Artist es una gran película. Grande de verdad. Pero no merece premios en muchas de las categorías por razones obvias. Y sin embargo, nadando a contracorriente e independientemente de que la película abuse del tema de Herrmann para Vértigo, creo que la banda sonora es merecedora del premio.

El actor de nombre impronunciable está francamente bien, pero veo otros trabajos más sutiles y mucho, mucho más complejos. Por otra parte, los mejores trabajos del año no estaban ni nominados, por hablar de Drive como película, Tintín como película animada o la banda sonora de W.E. (posiblemente el mejor trabajo del año para la película de Madonna).

El pezón de Jennifer López y la pierna de la Jolie: Entre las sorpresas, la sombra del pezón de López alegró la noche de muchos, aunque ella no es santa de mi devoción. Ni como actriz ni físicamente. Y la gracia de la noche la puso la pierna de la Jolie, que caminando estaba espectacular, pero cada vez que se paraba, tanto a presentar como delante de los fotógrafos, la sacaba de forma forzada haciendo una pose digna de la película Zoolander.

Eso dio pie al momento más gracioso de la noche, cuando el guionista de Los Descendientes subió a recoger el premio y adoptó la pose de Jolie, que además, le entregaba el premio (en la foto de este post). Esto, que seguramente no le ha hecho nada de gracia a la actriz, ha despertado cierto desprecio hacía al guionista que se ha visto obligado a declarar que "su intención no era reírse de Angelina Jolie".

Canción original: No hubo canción original. Este año han tenido movida con las nominaciones y muchas no han pasado el papeleo legal. Ha sido un asunto complejo muy a la española: papeles poco claros, canciones mal presentadas en las solicitudes... el caso es que sólo había dos nominadas y no las cantaron.

Y es una pena, porque ver Man or Muppet cantada por Los Teleñecos hubiera tenido su encanto. Por lo menos, Kermit y Miss Peggy presentaron al Circo del Sol en lo que fue el momento más espectacular de la noche. Y la música de Danny Elfman para ese espectáculo (Iris) es absolutamente maravillosa. El mejor CD del año.

En conclusión: los Oscars tienen mil anécdotas por minutos: cada plano del público es un "quién es quién", las actrices y los actores están guapísimos... y como dijo Crystal en un momento dado: "posiblemente la magia resida en ver a millonarios repartirse figuritas de oro".

La más guapa, sin duda: Rose Byrne (atención a esta foto)

Eso sí, sea como sea la gala, el evento vale la pena. Nunca me voy a dormir los pocos minutos que me quedan hasta que suena el despertador con la sensación de tiempo perdido. Siempre es un buen rato, divertido... y este año compartido vía chat con Julio y con Marisa. Buenas risas.

PD: A conciencia, esta vez no he hecho porra en ninguna página Web. Nunca gano. Y este año, que mi favorito era Gary Oldman, habría caído de nuevo.

¡Ah, una última cosa! 

Cada vez es más fácil ver este evento en Internet. Este año lo vi en alta definición, sin saltos, sin problemas y a pantalla completa. Sin embargo, la señal era la de Canal+. Y sinceramente, jamás he visto en pantalla gente tan poco preparada, tan maleducada y tan "pasados de listos". No todo el mundo puede ser cool y transgresor. Y cada cosa tiene su momento. Yo hago humor de todo (y creo que todo es factible para hacer unas risas), pero hay que encontrar el tono y el momento. No se puede poner un vídeo como In memoriam y a continuación, un presentador español decir "yo también echo de menos las gomas Milán". Ni tiene gracia y es una falta de respeto como la copa de un pino.

24 febrero, 2012

El concepto King Kong (1976)


Mucho antes de la existencia de Internet y de que la Aldea Global fuera lo que es ahora, los productores de cine independientes se volvían locos para vender sus producciones. La premisa era que, para poner en marcha un rodaje, tenía que haber ventas por anticipado.

Hablo de una época en la que existían los productores piratas independientes, seres aparentemente despiadados que centraban sus rutinas bancarias en hacer películas, pidiendo préstamos y avales. Piratas en el sentido más cariñoso y que demostraban un amor por el cine fuera de toda duda. Gente como los Salkind o el malogrado Dino de Laurentiis.

Para poner en marcha una película, lo que hacían era vender un concepto: una imagen o una idea que provocara el entusiasmo generalizado.

Cuentan que los Salkind, mucho antes de tener un guión (y eso es no tener absolutamente nada), se pasaron cuatro o cinco años en una conocida terraza de Cannes (en época de Festival) con un póster de Superman (1978), que eran unas nubes con el nombre en primer plano. A cierta hora, todos los días pasaba por delante de la terraza un avión arrastrando el cartel de la película. Y así, pasaron unos cuantos años hasta que una gran distribuidora confió en el proyecto.

Pero un caso que me tiene fascinado desde que leí la noticia es el de la película King Kong, la versión de John Guillermin (1976). Es una versión bastante mala pero a la que tengo un cariño especial (en su estreno, la vi en el cine tantas veces que perdí la cuenta)... pero tiene una música de John Barry espectacular y su rodaje fue tan problemático que despierta mi curiosidad cinéfila como pocos.

El rodaje de King Kong fue terrible. Se gastaron un auténtico dineral en un King-Kong robótico diseñado por el italiano Carlo Rambaldi (que después haría un trabajo fantástico con E.T.) que apenas sale en la película. No sólo no funcionaba correctamente sino que además, era lamentable. De hecho, la mano mecánica que coge a Jessica Lange era tan penosa que un día casi mata a la actriz por un problema hidráulico. Cuando la Universal puso la mano robótica de King Kong entre sus atracciones, tuvieron que reconstruirla casi en su totalidad.

Y aunque De Laurentiis había vendido el concepto de un robot articulado que haría que King-Kong fuera una verdadera bestia, la realidad es que el maquillador Rick Baker fue el que sacó las castañas del fuego adaptando el diseño de Rambaldi a un traje de King-Kong que se ponía un especialista. Si vemos la película, en plano no hay un robot sino un "man on suit" (o sea, un tipo vestido de mono). Sólo algunos primeros planos del mono gigante y una mano que se mueve a trompicones son robóticos.

También existía un muñeco gigante no articulado para cuando Kong cae de las Torres Gemelas, un trozo de trapo gigante que se situó en el suelo entre la multitud de figurantes -por cierto, los trabajadores del Empire State Building montaron en cólera cuando se enteraron de que el final de la película se trasladaba a las Torres Gemelas y no al edificio original. Llegaron a hacer una pequeña manifestación que, al contrario que en España, no terminó con la policía dando leches.

Pero lo verdaderamente mágico es la fórmula para vender King-Kong. 

Mucho antes de que fuera una película, mucho antes de tener una sola palabra escrita en el guión, lo único que el productor tenía en sus manos eran una serie de dibujos que había encargado a John Berkey (dibujante de ciencia-ficción que años más tarde se haría muy famoso por su trabajo en Star Wars y Star Trek).

Los dibujos son espectaculares, pero el que se lleva la palma es el que pongo en este post: el primero de una serie de carteles que eran muy parecidos pero que tenían pequeñas diferencias (hay más de diez versiones del dibujo, demostrando el trabajo arduo que se generó para intentar vender la película). Y aunque este cartel se convirtió en el póster oficial, en realidad, tiene poco que ver con el resultado final de King-Kong.

Funciona a la perfección como dibujo pero las dimensiones del mono son exageradísimas. En su mano tiene una "rubia genérica" (una vez elegida la actriz, esa rubia se rehizo al estilo de Jessica Lange) y sin embargo, tiene un pie en cada una de las Torres Gemelas, lo que le daría una dimensión de mono Extra Gigante. Y por si nadie se ha dado cuenta, en la película, Kong es atacado por helicópteros, no por aviones de guerra. 

Y por si fuera poco, la escena ocurre de noche y no de día.

Y aunque el dibujo no tiene nada que ver con la película, fue la herramienta perfecta para su venta. Dino de Laurentiis hizo una tirada de 10.000 ejemplares, los repartió a todos los medios de comunicación y los regalaba a quién se lo pedía.

y hoy día, aunque conozca la verdad de cómo se gestó King-Kong, cada vez que veo ese póster en un disco o en un DVD, me dan ganas de cogerlo y llevármelo a casa. Es la magia del marketing, de la publicidad y la de vender un concepto que directamente entra por los ojos.

El cartel final de la película quedó más o menos así (con menos aviones, un par de helicópteros y un amasijo inconcreto de hierros en su mano):


20 febrero, 2012

GOYA 2012 - El discurso del Macho

Contento con los premios: Alberto Iglesias con La piel que habito, el gran José Coronado (que ya era hora de que le dieran premio a este actorazo), Enrique Urbizu demostrando que es uno de los mejores directores de cine español que existen...

La Gala ha sido bastante sosilla, sin ser insultante. Eva Hache con poca gracia, un número musical de vergüenza ajena y filtrándose en las películas en un gag demasiado asociado a la gala de los Oscars. Y encima, no ha faltado el espontáneo que se cuela todos los años... que esta vez se ha colado en el escenario DOS VECES. Una de ellas, incluso a hablado unos cuantos segundos... Terrible.

Pero si escribo esta crónica anodina no es para hablar de lo bien que han estado entregados los premios ni lo sosito de la gala, sino por el completamente erróneo y disparatado mensaje que ha lanzado el Presidente de la Academia, D. Enrique González Macho.

Antes que nada, debo decir que respeto a este señor. Creo que, de verdad, no hay nadie que sepa más que él de los entresijos del negocio cinematográfico. Y a él le debemos gran parte de las películas no-americanas que nos llegan a España... pero su discurso ha estado obsoleto y completamente erróneo.

Decir que, hoy por hoy, Internet no tiene nada que decir sobre el negocio cinematográfico... que en el futuro sí, pero hoy no... eso amigos, es un desastre... Intentar desvincular el negocio del cine de Internet es agachar la cabeza y esconderse ante el problema. Es evidente que muchas personas estarán de acuerdo con esa idea, sobre todo las más mayores, que son las generaciones que no se dan cuenta de que con un pequeño click accedo a una película en mejores condiciones que pagando en una sala de cine.

Hoy día, negar la existencia de que el negocio audiovisual pasa por Internet es retrasar aún más lo inevitable. Y deja patente que el público está más avanzado que las propias personas que gestionan el negocio. Una idea devastadora que hace que me sienta terriblemente mal. 

Lo digo yo, que no soy un rata y me gasto el dinero en Internet. Yo, que tenía cuenta en Megaupload. Yo, que tengo cuenta en Spotify. Yo, que cada mes pago algo y que gustosamente pagaba por un buen servicio de cine. Y yo tengo que descargar películas de forma gratuita porque no tengo alternativas (la otra alternativa es no verlas).
 
Y González Macho dice que el negocio del cine e Internet todavía no tienen nada que decirse. Pues sigamos pensando así y ya verá que algún día... algún día será demasiado tarde y, como todo hijo de vecino, me habré acostumbrado a que las películas sean gratis. Tiempo al tiempo.

16 febrero, 2012

¡¡¡Con bolas como truenos!!!

Y tras tan esplícito título, así dieron comienzon los Bafta de este año, con un homenaje a James Bond. Tom Jones está mayor, pero... si esto no es una canción como Dios manda...

02 febrero, 2012

Dos violinistas en el tejado


Tengo una relación amor-odio con El Violinista en el Tejado. Creo que las canciones son buenísimas (mi devoción por Matchmaker, Do you love me? y sobre todo Sabbath Prayer, es incondicional). Y es probable que si viera el musical en directo me emocionaría. Mi problema vital es con la película.

No me gustan los excesos de Topol, que aunque esté realmente bien en la película (y más teniendo en cuenta que tenía 35 años y no la edad que aparenta) siempre he creído que lo que piensa su personaje es muy diferente a su forma de actuar. Pero dado que Youtube me brinda la oportunidad de ver a Topol en el teatro, me da la sensación de que el problema reside exclusivamente en la película.

Y las películas excesivamente teatrales, que no han sabido buscar soluciones cinematográficas, me molestan. Esto es, desgraciadamente, cada vez que Topol habla a la cámara: mucho metraje. En algunas ocasiones, el personaje habla con Dios (que es un recurso vil para hablar con el espectador) pero en otras, nos habla a nosotros para contar la historia (como en la canción Tradition que abre el musical). Hay películas en las que esto (que es muy complicado) funciona. Aquí funciona a ratos aunque irrita el abuso sistemático.

Norma Jewison, que en contra de lo que pueda parecer por su apellido, no es judío, tampoco creo que sea la panacea como director. Tiene alguna obra maestra como Hechizo de luna, pero jamás podré olvidar que fue la persona que perpetró la película de Jesucristo SuperStar (que era, de verdad, difícil hacerla aburrida, pero él lo consiguió).

En cualquier caso, el material de partida era una buena historia y unas canciones magníficas. Y la película, con todo, tiene momentos deliciosos. Eso sí, me hubiera encantado saber que habría pasado si el personaje principal lo hubiera encarnado Zero Mostel, un actor que NO me gusta nada.

Sobre Zero Mostel...

Para los que no lo sepan, Zero Mostel es el actor original que encarnó a Tevye. Cuentan las crónicas de la época que Mostel se comía el escenario. La obra la personalizó tanto que cuando Topol, que un tiempo después la estrenó en Londres, fue a verla a Broadway salió espantado de todos los chistes y morcillas que había introducido.

Vale, no me gusta nada lo que conozco de Zero Mostel, pero resulta que su verdadero éxito radicaba sobre el escenario. Dicen que era de morirse de risa, que cogía al público y no lo soltaba. De hecho, en sus primeros años hizo su fama asistiendo a eventos sociales y fiestas en las que se le pedía que hablara un rato, a modo de actuación.

Y todo lo que no me gusta de Mostel en el cine... resulta que era un señor como la copa de un pino: hablo de cómo se rió del tribunal en plena Caza de Brujas. Mientras otros compañeros delataban a compañeros comunistas, él directamente rechazó al tribunal de forma tan enérgica que, incluso, se escribió una miniobra de teatro sobre la actitud heroica de Mostel en plena Caza (fácil de encontrar en Youtube).

Una noche, al salir del teatro, se encontró con Elia Kazan. Se fueron a tomar unas copas y cuando Elia le contó sus desgracias, Mostel le puso la mano sobre el hombro y le dijo: "Elia, no tenías que haber denunciado a nadie".

Más espectacular es la historia de Jerome Robbins. El gran coreógrafo, conocido por ser el artífice de decenas de musicales, incluida la versión cinematográfica y teatral de West Side Story, fue una especie de Elia Kazan con el mundo del teatro. Se presentó en el tribunal y denunció a cuantos pudo por ideas comunistas, haciendo que gran parte de actores, actrices, guionistas y directores del mundo del teatro no pudieran trabajar durante décadas

Sin embargo, cuando hubo problemas con Golfus de Roma, decidieron que la persona que tenía que arreglar el desaguisado era Robbins. Conociendo la actitud de Mostel ante la Caza de Brujas, le llamaron y le preguntaron si tenía algún inconveniente en trabajar con él. Su contestación fue antológica: "¿Me preguntas si tengo que cenar con él? ¿Tomarme un café? Porque si es para trabajar, nosotros, los de izquierdas, no hacemos listas".

El día que Robbins se presentó al ensayo a todo el mundo se le heló la sangre. El silencio incómodo lo eliminó Mostel diciendo algo divertido a Robbins. Tras las risas, comenzaron a trabajar.

Mostel había tenido tanto éxito con El Violinista que nadie dudó que el proyecto cinematográfico lo haría él. No en vano, no sólo lo representaba en el teatro sino que procedía de un ambiente tan judío que cuando se casó en segundas nupcias con una "gentil" fue expulsado de su familia. O sea, había vivido la historia de unas de sus hijas en la ficción en sus propias carnes.

Sin embargo, Jewison no estaba convencido. Sólo cuando fue a Londres y vio a Topol sobre el escenario, se dio cuenta de que Tevye ERA Topol, provocando un malestar generalizado por la elección. A Mostel le sentó fatal, pero como cuenta Topol en una entrevista, no fue suficiente para romper la amistad entre ambos. Lo dicho, Mostel no me gustaba como actor pero era un auténtico señor.

Sigo con la historia...

Sólo quedaba un cabo por atar: la música. Y aquí es donde un joven John Williams juega su gran baza. No sólo reorquestó canciones y dio cierta unidad temática, sino que compuso una serie de enlaces y unas cadencias de violín que, aún hoy en día, son partituras codiciadas para los que estudian el instrumento. Su labor le otorgó su primer Oscar como "Score Adapted" (premio que hoy no existe). Al ver la película, no me cabe duda de que gran parte de su éxito se debe a la labor ejercida por Williams.

En el último BluRay editado del film, podemos ver a las tres hermanas ya mayorcitas hablando a cámara sobre lo relajado que fue el rodaje que, entre unos y otros, cuentan que fue divertidísimo. Mucha gente jóven en Yugoslavia y sin problemas de tiempo y presupuesto. Los recuerdos son tan buenos que las tres llegan a llorar delante de la cámara recordando estas historias. El director confiesa que el mayor problema que tuvo es que hacía demasiado calor en pleno invierno, por lo que toda la nieve es artificial.

La nota triste la pone la actriz que hace de esposa de Topol. Se le descubrió un cáncer cuando hizo la película, aunque sólo unos pocos lo sabían. Murió un par de años más tarde.

El Violinista en el Tejado es una película que, con sus más y sus menos, debe verse. Su primera hora y media es magistral, la segunda hora y media es más triste, más dura... y viendo algunas escenas eliminadas, he descubierto que hasta Starsky (Paul Michael Glaser) tenía una canción, eliminada por anodina (y que diablos, la película ya dura tres horas).

Pero siempre quedará la duda: ¿Qué habría pasado si Mostel hubiera hecho el protagonista?