12 junio, 2012

La sombra de Psicosis


A principios de los 80, tras mucha pelea contractual, y mucho me temo que gracias a la muerte de Alfred Hitchcock, los estudios Universal se pusieron manos a la obra con la secuela de Psicosis. En principio, iba a ser una película para televisión pero la repentina aparición de Anthony Perkins, que tras algunos tiras y aflojas, aceptó volver a encarnar a Norman Bates, se convirtió en uno de esos proyectos en los que todo el mundo quería participar.

La crítica, en contra de lo que pueda parecer, no destrozó Psicosis II. Pero por supuesto, se comparó con la primera parte que, como todos sabemos, es una obra maestra, no sólo por lo buena que es sino por una de esas convenciones en las que todos estamos de acuerdo: es buena y punto.

Lo que más dolió a los especialistas fue que tuvieran el valor de comenzar la película con la secuencia de la ducha, como si poner esas imágenes en una peliculita menor fuera un sacrilegio de tamaño mayúsculo. Y pasa lo que pasa, que el cine es como el vino y con el tiempo se ven mejor las cosas... porque la auténtica realidad es que Psicosis II está francamente bien.

La película está dirigida con cierto encanto, aunque desde luego no es su plato más fuerte. Yo me declino por tres factores importantísimos que convierten Psicosis II es una magnífica película: la atmósfera decadente de los decorados victorianos, que quedaban maravillosamente representados en la primera película pero que aquí introducen un novedoso uso del color. El artífice es el magnífico Dean Cundey, viejo conocido por todos por ser el creador de la fotografía de muchas películas de la factoría Spielberg, desde Parque Jurásico hasta Regreso al futuro.

Esa fotografía demoledora dan, entre otras cosas, con una magnífica imagen icónica que, aunque todo el mundo la asocie a la primera película, pertenece a esta segunda parte: la figura de Norman Bates en la escalinata de la casa (esta de al lado).

En segundo lugar, la banda sonora de Jerry Goldsmith y uno de los grandes retos de la película. El genio americano, que se las sabía todas, en vez de crear una replica a la música de Herrmann, lo que hace es cambiar el estilo radicalmente, creando una melodía sublime (y enferma) para Norman Bates. Además, lejos de las potentes orquestaciones de Herrmann, es una música para pocos instrumentos y que mezcla, con especial virtuosismo, la orquesta tradicional con el sonido de los sintetizadores.

Y por último, el espléndido guión firmado por Tom Holland. 

Que Tom Holland estaba especialmente creativo en esa época es decir poco. Su forma de enfocar la historia descansando sobre los personajes es espectacular. Y de eso no sólo da muestras en esta película sino en su particular Peter Vincent de Noche de Miedo.

Puestos a hacer una secuela, la historia de Psicosis 2 es particularmente inteligente y efectista. Y eso que la competencia en aquellos años eran las películas de terror en donde la gente moría sin ton ni son en campamentos de verano o en noches Halloween. Y en efecto, eso se nota en alguna que otra muerte un tanto gore de la película.

Las continuas vueltas de tuerca de la historia sumado a una secuencia final realmente impactante (no sólo por lo que cuenta, sino por la rapidez y economía de medios con que está resuelta) deja un sabor de boca magnífico.

Y en otro ámbito, los actores. Tony Perkins realmente borda a Bates: en sus miradas, en su tono, en la forma de moverse. Es capaz de estar hablando por teléfono con su madre (y el espectador sabe que no hay nadie al otro lado de la línea) y provocar terror con un pequeño hilo de voz y los ojos perdidos.

Meg Tilly es una de esas actrices que siempre me han gustado. No sólo porque creo que su carrera es brillante, sino por pequeños detalles que siempre me han cautivado. Por ejemplo, es una tipa que deja su carrera (18 años retirada) en su mejor momento porque quiere cuidar a sus hijos y sólo ahora, que ya son mayorcitos, vuelve a actuar como si nada... esto merece toda mi atención. 

Y en esos años que ha estado desaparecida educando a sus hijos (y que para desgracia de mi mujer y de algunas amigas mías, el primero lo comparte con Colin Firth) ha escrito algunos libros y ha sacado a florecer los abusos sexuales de su padrastro (aspecto corroborado por toda su familia excepto su hermana Jennifer Tilly, que no dice absolutamente nada del tema y me gusta mucho menos).

Meg Tilly está, como siempre, brillante. Y es raro que lo esté, porque según sus palabras, el rodaje fue un infierno. En IMDB, en respuesta a esas declaraciones, cuentan que Meg, que se había educado sin televisión, no tenía ni idea de la importancia cultural de Psicosis. Esto provocó que se mostrara muy dolida cuando en el set de rodaje todo el mundo volcaba su atención sobre Anthony Perkins. Cuando Perkins oyó que Tilly estaba molesta por esto, intentó echarla del rodaje, pero ya se había grabado más de la mitad de la película.

El resultado: ni Perkins ni Tilly se hablaban fuera de cámara (y es que el ego de los actores da para eso y más).

En otro orden de cosas, Vera Miles recupera su papel, Robert Loggia hace el papel que ha hecho toda su vida y Dennis Franz muere cortado por la mitad, en una película que, de verdad, vale la pena ver con nuevos ojos y no como un sacrilegio hacía Alfred Hitchcock, al que por cierto, seguramente le habría encantado la última secuencia.

Dos vídeos: el primero es una entrevista reciente a una radiante Meg Tilly, con algunos años más pero con una simpatía especial, hablando de Reencuentro y de como su hermana le regaló por Navidad un papel para televisión. Vale la pena sólo por oír su risa de leñador y recordar películas como Agnes de Dios o Valmont. El vídeo, aquí.

Y en segundo lugar, por supuesto, el tema principal de Goldsmith.

3 comentarios:

  1. Si no recuerdo mal, hace pocos años rodaron una versión de Psicosis (la original) copiando plano a plano. No lo se pero puede que se trate de la única película hecha de esta manera??

    Mi vecino de arriba es publicidad ??

    Bueno, saludos con un aumento del iva del 15%

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  2. Pues no sé si es publicidad. Quiero pensar que son buenas intenciones.
    Sobre el Psicosis actual, fuí el único en defender ese experimento. Creo que la experiencia de ver con medios actuales y actores de ahora, una película con el tempo y la narrativa de antes... hacía que todo eso valiera la pena.

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